El amuerzo de líderes del PRO que se produjo en el día de ayer, tenía dos protagonistas centrales: el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, la presidente del PRO, Patricia Bullrich. Ambos, venían en un debate público sobre el manejo de la Policía porteña en la puerta de la casa de la vicepresidenta Cristina Kirchner.

Pero el encuentro estuvo muy lejos de limar asperezas. Larreta fue con todo, acusando a su rival tener intenciones electoralistas en sus declaraciones: "Lo tuyo, Patricia, fue oportunismo electoral”, sentenció, enojado.

Si Bullrich llegaba enojada, después de esa frase estalló: "Lo mío no es campaña, es coherencia porque digo lo mismo desde 2016 e incluso antes”, dijo a voz alzada. 

Y cuando el jefe de Gobierno insistió en que usaba tono de campaña, la presidenta del PRO le espetó: "Bueno, dale, entonces corta vos la campaña que todos sabemos que estas haciendo", dijo, frontal.

Mauricio Macri, el único presente en meter bocadillo, lo hizo tímidamente: "Bueno, entiendan que Horacio debe gobernar y dialogar y también que Patricia siempre tuvo sus convicciones", mencionó suavemente, sin influir en nada en el diálogo.

De hecho, Bullrich acusó a Larreta justo ni bien terminó su breve intevención Macri: "Sabes que pasa Horacio, estás haciendo mierda nuestro voto en la Ciudad" y agregó: "en medio del quilombo me pediste apoyo y después fuieste a negociar con el kirchnerismo", acusó.

Larreta se atajó: "tengo que gobernar, es fácil opinar desde afuera". 

En definitiva, la cosa no que pulida ni mucho menos, los enojos son mas fuertes que antes de almorzar y todos entiendieron en dimensión fáctica la frase de Bulrrich de hace un par de días: "ni un paso atrás".