Huelga profundizar sobre en que consistió el Nunca Más. Seguramente, la descripción estará en cientos de informes el día de hoy. Pero, no esta mal hacer un rápido repaso. Concluída la dictadura genocida mas brutal de la historia argentina, el presidente Raúl Alfonsín, a solo 5 días de haber asumido su cargo, conformó, por decreto, la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, la CONADEP.

El fin de la misma era recopilar información, testimonios, datos, sobre el fenómeno mas brutal generado por los dictadores: la desaparición y tortura de miles de ciudadanos argentinos. Dicha Comisión, se compuso con personas notables de la cultura, la ciencia, los derechos humanos, no por políticos.

El literato Ernesto Sábato, el cardiólogo René Favaloro, el filósofo Gregorio Klimovsky, la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú, Monseñor Jaime De Nevares y el rabino Marshall Meyer, entre otros, fueron parte de la CONADEP. Graciela Fernández Meijide, ofició como Secretaria de Recepción de Denuncias.

La CONADEP, consiguió probar mas de ocho mil casos de secuestro y torturas, con nombre y apellido, circunstancias de cada caso y lugar en el que permanecieron secuestrados, en los seis meses que Alfonsín le fijó para concluír el trabajo, y su informe, el Nunca Más, fue entregado un día como hoy, hace 39 años al presidente. El mismo, fue el fundamento basal de la acusación que llevó adelante el fiscal Julio Strassera y que terminó con la condena perpetua de los principales responsables del genocidio.

Esa es la síntesis, el dato histórico. El contexto es otro. Es la violencia y el miedo. El detalle emocional es superior al hecho objetivo, es único en nuestra historia. Las personas que tenían que contar lo que habían vivido tenían miedo, con una democracia nueva y presuntamente débil, con genocidas poderosos pensando en el regreso al poder. Quienes tomaban sus denuncias erán, médicos, escritores, filósofos, nadie en definitiva, que pudiese garantizarles su seguridad física.

Y esos mismos referentes que redactaron el informe, no eran Rambos, ni el Escuadron Suicida, eran intelectuales, que corrieron el riesgo de entreverarse en lo mas profundo del horror, desde su civilidad, para alcanzar la justicia. 

La democracia, esa que Alfonsín prometió que duraría al menos 100 años y está por cumplir 40 de ellos, la mas duradera desde la conformación nacional, es producto de la suma de los corajes de muchos valientes que pusieron sus vidas al servicio de todos nosotros, de nuestros hijos y de las generaciones por venir, desinteresadamente, sin níngún rédito personal, pero con todos los riesgos.

En mentira que los héroes, que el servicio público despojado de egoísmos y avaricia, se terminó en el Siglo XIX. Hubo héroes sin uniforme y sin caballo, que hace solamente 39 años, nos dieron la libertad que hoy gozamos y vivimos con naturalidad cotidianamente. Que casi nos parece pueril, que está ahí porque así debe ser, que no podría suceder de otro modo. Pero hace 4 décadas, no estaba, se la debemos a la lucha de toda una generación y especialmente, a la de un grupo de valientes que se arriesgó por todos los demás. Los miembros de la CONADEP están en el atril mas visible, del altar de esos héroes.