El informe de los peritos técnicos sobre las causas del accidente del tren 3772 de TBA el 22 de febrero pasado en la estación Once, debía estar listo hoy lunes. Sin embargo, las conclusiones del trabajo no se conocerían hasta mediados de esta semana, según trascendió en Tribunales, dado que el juez que atiende la causa, Claudio Bonadío, habría requerido más precisiones técnicas sobre algunos puntos de su interés en la investigación.

Según trascendió, no hubo registro de avisos de fallas en la formación de parte del conductor ni de quienes lo habían antecedido en ese servicio.

Las pericias realizadas sobre las vías, señales, paragolpes, andenes y plataformas no aportan evidencias de fallas o anormalidades que hayan incidido en el siniestro.

El conductor tenía realizados y aprobados todos los exámenes médicos, psicológicos y técnicos. Además contaba con la habilitación correspondiente para conducir trenes eléctricos.

De la documentación secuestrada en los talleres de Castelar, se desprende que TBA alista y verifica la aptitud técnica de los trenes con “cierta informalidad en la sistematización de la documentación utilizada para el registro de las tareas”.

Además, la información obtenida en Castelar demuestra que todos los coches estaban circulando con “mantenimientos diferidos” y “kilometrajes excedidos”. Esto significa que debieron haber sido parados varios meses antes para ser sometidos a una reparación total e integral.

La deformación de los coches fue producto de la elevada velocidad (26 Km/h) de impacto, del tonelaje de los rodados y de la energía cinética producida por la formación, resumió por Continental Horacio Caminos, secretario de Prensa de La Fraternidad.