Los turistas que hallaron hace tres años los cadáveres de las jóvenes francesas que habían sido violadas y asesinadas recordaron los "rasgos de violencia" que presentaban los cuerpos y remarcaron que tras dar aviso al personal del paseo "nadie fue a verificar" la denuncia.

En esta segunda jornada del juicio por los crímenes de Houria Mounmi y Cassandre Bouvier también declararon los operadores turísticos Mariano Olaciregui, ex concesionario de la quebrada de San Lorenzo donde aparecieron los cuerpos, e Ignacio Poodts, uno de los dueños de Puma Expeditions, que organizaba tours en la zona y respondió un extensísimo interrogatorio.

Los padres de las víctimas siguieron con atención la audiencia, con la vista fija en los acusados, mientras Jean Michel Bouvier exhibió hoy una remera con la leyenda "Je suis désenfanté", un término que acuñó para denunciar que le quitaron a su hija.

El docente Gustavo Boujón y su amigo Pablo Cano, ambos chaqueños, y el pastor bonaerense Rubén Hoyos, declararon hoy por videoconferencia y recordaron que encontraron uno de los cuerpos y denunciaron el hallazgo a un custodio de la entrada al parque.

Hoyos sostuvo que descubrió el cuerpo de una de las jóvenes en una zona de vegetación porque en lo alto del cerro San Lorenzo no hay baños y afirmó que entró en "shock" por lo que sólo pudo describir que la joven asesinada estaba boca abajo.

"Cuando quise agacharme para hacer mis necesidades ahí lo observo, me tuve que agachar (para verlo), entonces me levanté los pantalones y salí" de los matorrales, dijo.

Entonces se encontró a los chaqueños Boujón y Cano, quienes dijeron verlo muy alterado, tras lo cual también se acercaron.
El docente recordó que vio al cadáver con "ojos abiertos", con "moscas en la cara" y "rasgos de violencia".

Asimismo, manifestó que tenía los "pantalones bajados", golpes y "un agujero con sangre" seca en la frente y aseguró que tenía asidos "pelos en la mano".

"La chica tenía los brazos hacia arriba muy extendidos y a mi entender es como que la arrastraron un poco, se veía con muchos arañazos", sostuvo.

Boujón dijo que denunciaron el hallazgo al "controlador del cerro", quien consideró que "no podía ser" y esperaron su reacción, pero afirmó que "nadie de la quebrada fue a verificar nuestra denuncia".

"Como nunca vino nos fuimos a radicar la denuncia a la subcomisaría de San Lorenzo", recordó, y aludió al inicio de la investigación que permitió hallar los cuerpos.

Luego de un cuarto intermedio, declaró durante casi dos horas Poodts, uno de los dueños de la agencia de turismo que hacía tours en la quebrada, quien admitió que "no había seguridad en la zona" e incluso sufrieron "robos en nuestra casilla".

El operador también reconoció que Gustavo Lasi, uno de los imputados por los homicidios, "en algún momento trabajo en la empresa" y que tenía una abuela que vivía en la zona del cerro.

Asimismo, recordó que su empleado y acusado tuvo un "incumplimiento" a fines de julio de 2011, cuando hallaron a las jóvenes asesinadas, porque "sabía que tenía que recibir gente y no fue" a trabajar a la quebrada.

La fotografía de una joven que llevaba anteojos Ray Ban metalizados, en la zona de la quebrada, volvió a ser exhibida hoy en el juicio, donde se intenta determinar si esa mujer que aparece en las fotografías tomadas por las turistas puede ser identificada para aportar más datos a la causa.