El ex secretario de Transporte Ricardo Jaime fue citado a declara el miércoles por una causa en la que se le imputa haber recibido dádivas, al tiempo que se complicó su situación en otra denuncia por enriquecimiento ilícito, luego de que se divulgaran correos electrónicos comprometedores.

En uno de los expedientes se investiga el presunto enriquecimiento de él y su pareja Silvia Reyss por una firma –a la que el entonces titular de la cartera de Transporte debía controlar- que le salió como garante y hasta pagó algunos alquileres de ambos.

También tendrá que responder por el uso que hizo de tres autos que pertenecía a empresas prestatarias de servicios públicos.

Entre otros negocios realizados, además, Jaime protagonizó un convenio marco firmado con España para traer desde ese país a la Argentina material ferroviario. Se habría inscripto, entonces, por orden del ex funcionario a la empresa de su asesor para que cobre comisiones.

“No tuvo rendimiento porque no anduvo. Casi el 80 por ciento de lo que compraron en España y Portugal está estacionado en Remedios de Escalada, Chascomús y otras playas porque era material de segunda mano, descartado hace casi 30 años por el gobierno español de Felipe González. Ese material estaba expuesto, a la intemperie y fue comprado a precio vil. Trajeron cosas que no sirven. Todo vino sin repuesto, sin catálogo”, explicó el ferroviario Juan Carlos Cena.

Asimismo, remarcó “algunas locomotoras tuvieron que ser desarmadas para utilizarse como repuesto de otras, en lo que en la jerga se denomina ‘canibalismo’. Esto fue una gran estafa”.

“Se fue con una bolsa (a España) como quien va al mercado a comprar cosas usadas”, comparó el trabajador ferroviario.

“No es la primera vez que en el país se compra chatarra y se repara chatarra; la única vez que se compraron coches de calidad fue en la década del ’60, a Holanda”, recordó.

Nueva gestión en Transporte, a cargo de Juan Pablo Schiavi. “Schiavi es la guinda del helado, porque el helado sigue intacto, sólo le cambiaron la guinda”, advirtió Cena.

Negocios irregulares. “Acá en este país está todo aceitado. ¡En 44 años vi cada cosa!”, dijo el ferroviario, al tiempo que precisó: “en la época de Alfonsín se gastaron 75 millones en reparar unos ferrocarriles; con ese dinero nos íbamos a Alemania y comprábamos coches nuevos”.