En Córdoba, dos sojeros fueron condenadas a tres años de prisión en suspenso por fumigar con glifosato y endosulfán en las cercanías de un pueblo que sufrió inusitada cantidad de casos de cáncer y nacimientos con malformaciones.

La sentencia, dada a conocer este martes, condena a tres años de prisión condicional al productor Francisco Parra y al piloto fumigador Edgardo Jorge Pancello, en tanto absuelve de los cargos al otro propietario del campo, Jorge Alberto Gabrielli, juzgados por contaminar con agroquímicos, mediante fumigaciones clandestinas en sembradíos de soja, zonas cercanas al barrio capitalino de Ituzaingó y alrededores.

“Los agroquímicos pueden utilizarse siempre y cuando se respeten las dimensiones y los lugares en donde conviven la sociedad, la comunidad”, planteó por Continental Miguel Martínez, abogado querellante en el juicio.

En Magdalena Tempranísimo, subrayó que “siempre hay que mejorar las condiciones normativas para regular la actividad en función de estos nuevos tiempos, en función de la vida agropecuaria e industrial y de la comunidad”.