Los yemenitas concurren a las urnas para elegir nuevo presidente, en una jornada que puede calificarse de histórica ya que marcará el alejamiento del actual mandatario, Ali Abdullah Saleh, luego de 33 años en el poder. No obstante, el cambio será apenas simbólico, ya que el único candidato que se presentará es Abd Rabu Mansur Hadi, actual vice de Saleh.

La candidatura de Hadi es el producto de un acuerdo firmado en noviembre por el saliente mandatario y parte de la oposición, con el objetivo de lograr una transición pacífica del poder.

En el acuerdo con la oposición moderada, que tuvo la mediación del Consejo de Cooperación del Golfo, Saleh accedió la cesión del poder a Hadi a cambio de inmunidad para él y su familia.

El acuerdo se produjo tras 10 meses de protestas, en las que el mandatario recurrió a la violencia para reprimirlas y dejó como saldo cerca de 900 personas muertas.

Uno de los puntos salientes del acuerdo es que el ganador sólo podrá permanecer dos años en el poder. Cumplido ese plazo, al que se comprometieron las partes, se realizarán nuevos comicios para elegir un nuevo presidente.

Hay dudas sobre la participación de los 12 millones de electores habilitados, ya que los opositores más radicales al gobierno criticaron la elección de Hadi al considerar que de este modo la vieja elite sigue en el poder.

Hay sectores que militaron activamente por el boicot a los comicios, como los separatistas del Movimiento del Sur. También manifestaron su negativa miembros de la "juventud de la Revolución", que tuvieron activa participación en las protestas del año pasado contra el régimen, en sintonía con la denominada "primavera árabe".

Contrariamente, otros grupos que también fueron especialmente activos en las manifestaciones masivas contra Saleh instaron a la población a acudir en masa a votar.