De paso por Buenos Aires en una visita oficial, Dacic mostró esta semana una cara muy diferente a la que el mundo recuerda de la Serbia de los sangrientos años noventa, cuando Rusia era su aliado acérrimo y la Unión Europa y la OTAN sus enemigos declarados en la disputa por el control de Kosovo.

"Vivimos en la realidad que nos toca. La comunidad no es justa ni equitativa, pero es la única que existe. Somos un país pequeño y, por eso, debemos buscar la mejor manera de hacernos escuchar. No podemos aislarnos. No existe otra organización en Europa que no sea la Unión Europa", explicó el funcionario serbio en una entrevista.

"Nosotros tenemos que elegir entre la Unión Europea y otra cosa. Todos los países que están al lado nuestro integran la Unión Europea. Rusia está lejos. Nuestro interés político y económico es ser parte", agregó.

Pese al europeísmo que profesa, la independencia de Kosovo, reconocida por 109 países, entre ellos la mayoría de Europa occidental y Estados Unidos, aún es una herida abierta para Dacic, quien nació en Pristina, la actual capital kosovar, hace 48 años.

El veterano funcionario mantiene un tono calmo y uniforme, propio de la diplomacia, durante toda la entrevista, excepto cuando habla de la ex Yugoslavia de Tito y de su Kosovo natal. En ese momento la cara le cambia, se le ilumina.

"Serbia nació en Kosovo. Desde que se formó como una nación, su centro estaba en Kosovo, ya que Belgrado aún no existía. Allí está la sede de la Iglesia Ortodoxa serbia", contó con una sonrisa, que emanaba una mezcla de pedagogía y nostalgia.

Dacic repitió el reclamo de su país y afirmó que antes de ser conquistados por el Imperio Otomano la mayoría de los habitantes allí eran serbios. Actualmente el 90% de la población de Kosovo son albaneses y sólo el 10%, serbios.

"La comunidad internacional nos dice que ésta es la nueva realidad, pero nosotros no podemos aceptarlo", sentenció el hombre que en los noventa era el vocero del entonces presidente Slobodan Milosevic, quien falleció en 2006 en una celda de la Corte Penal Internacional en La Haya.

Para Dacic, el bombardeo de la OTAN contra Serbia y el reconocimiento de la independencia de Kosovo, que "fue declarada sin acuerdo ni negociación" con Belgrado, fueron un ejemplo "de esta constante política de doble estándar".

"Nunca es bueno que exista doble estándar porque eso significa que no se cumplen los principios del derecho internacional.

Nosotros apoyamos el principio de integridad territorial en todos los casos", destacó el funcionario y citó como ejemplos al reclamo argentino sobre Malvinas y a la actual crisis en Ucrania.

En todo momento evitó mencionar a los grupos separatistas pro rusos que en abril pasado tomaron dos gobiernos provinciales en el este de Ucrania y desde entonces enfrentan al Ejército y a grupos paramilitares, en un conflicto que ya dejó más de 4.300 muertos y más de medio millón de desplazados, según la ONU.

Sin embargo, fue claro en su definición diplomática: "Reconocemos la integridad territorial de Ucrania".

Al mismo tiempo, explicó que su país no adhirió a las sanciones militares, políticas y económicas impuestas por la UE y Estados Unidos contra Rusia, porque fueron impulsadas por un "doble estándar", ya que 15 años atrás las mismas potencias occidentales tomaron otra posición con Kosovo.

Pese a la evidente tensión que crea el antecedente de Kosovo, Dacic no cree que el ingreso de su país a la UE genere un malestar interno en el país ni mucho menos dentro del Kremlin.

"Nunca se nos representó el dilema de la Unión Europea o Rusia. Queremos continuar teniendo una relación amistosa con Moscú, ser sus aliados. Pero Rusia está integrada con los países de Euroasia y Serbia geográficamente no está ahí, está dentro de Europa", explicó.

En cuanto a las diferencias que mantienen con la UE, el canciller explicó que Serbia tendrá más chances de "hacer escuchar su voz" una vez que sea miembro pleno del bloque regional.

"La región necesita que exista un objetivo común para ser estable. Antes ese objetivo era Yugoslavia, donde todos vivían juntos y en paz. Actualmente, la Unión Europea puede ser ese objetivo", propuso.

"En vez de resolver nuestras diferencias a través de un conflicto, probemos resolverlas a través de una organización conjunta. Si todos somos miembros de la Unión Europea no habrá más necesidad de conflicto, habrá una política económica común", agregó.

Eso sí, la "reconciliación" con el viejo continente termina allí. Dacic es tajante a la hora de aclarar que "Serbia no desea ser parte de la OTAN".