El primer tiempo tuvo un claro dominador. Y no fue el que tuvo la pelota el 60% del tiempo, fue el que entendió como se juega al futbol en estos tiempos. Porque sí, el Barcelona tuvo la posesión y, como desde hace ya unos cinco años, no se entiende bien para que la quiere. Lo que quedó claro es para que, el Madrid no la quiere: para salir a toda velocidad cuando la intrascendencia de su contrario lo lleva a perderla.

Así transcurrieron los primeros 13 minutos. El Barcelona salía riesgosamente tocando desde debajo de su propio arco, y todo el tiempo al filo de la navaja, a punto de perderla ante la presión del Real. Hasta que la perdió, contragolpe a velocidad meteórica de Valverde, se cerró, dejó el hueco en la banda y ahí corrió Lucas Vázquez, Valverde se la tiró, Vázquez mandó el centro y Benzema hizo magia, definió de taco.

Desde allí todo se incrementó. Solamente cuando Messi tenía la pelota cerca del área, se generaba la sensación de que el Barcelona podía hacer algo útil. El argentino eludió a dos, desbordó y tiró el centro que el desordenado Dembelé no pudo conectar.

Pero era todo del Merengue. Cada vez que el Barcelona la perdía (todo el tiempo), Vinicius Jr. salía disparado y dejaba pintado a un señor de apellido Mingueza, que parece ser el nuevo lateral derecho del conjunto culé, pero que no dejó de tomarle la patente al brasileño que lo pintó al óleo en cada contra.

En una de ellas, falta a Vinicius al borde del área (al señor Mingueza lo había perdido en la mitad de cancha) y Tony Kroos que le pega al palo del arquero, rebota en la barrera y el segundo adentro. Ojo, en ese primer tiempo pudieron y tal vez debieron, entrar un par de goles más para el Real.

Salvo por el tiempo de descuento. Después de los 45 Barcelona tuvo dos corners. Uno, lo tiró Messi olímpico y pegó en travesaño. Otro, le quedo a Bousquets totalmente solo y tapo el belga Courtois que custodia el arco Merengue y hasta ahí tenía tanta parcipación como los invitados de cortesía al palco.

El segundo tiempo se pareció bastante al primero, pero en medio de una lluvia torrencial, solo que a los 15 minutos vino un centro de la derecha, el señor Mingueza estiró la pierna, la pelota le dio en la canilla (literal) y fue adentro, 2 a 1 y suspenso.

El Barcelona cambió su estructura defensiva, agregó gente arriba, pero la cosa no varió casi nada. De hecho, Vinicius salió en dos contragolpes que parecían letales, mientras Mingueza seguía anotando, pero decidió mal al final, aunque una de ellas pegó en el palo y un par de minutos después, Kroos cabeceó en el área chica con el arquero Ter Stegen vencido y la pelota dio en un defensor que pasaba por ahí.

Pero en el medio de la cortina de lluvia podía pasar cualquier cosa, sobre todo después del extraño gol del tal Mingueza, de modo que Messi tiró un centro a los 29 y Dembelé, solo, la empujó a las manos de Curtois.

En un momento Zidane metió cambios que modificaron la estructura del partido. Tenía el partido de vuelta con el Liverpool, por la Champions, en un par de días, y salieron los decisivos Benzema y Vinicius Jr. Y el Real pasó a ser otra cosa.

A los 82 minutos un mal pase atrás del Madrid, Jordi Alba quedó mano a mano con el arquero, definió mal, Griezmann la corrió, el lateral Mendy lo quiso alcanzar y todos reclamaron un penal que claramente no fue.

El Barcelona dejó de temer las contras y Mingueza dejó el anotador, el equipo culé fue, desordenado pero generó sensación de peligro y encima Casemiro, de buen partido, le pegó a Messi en la mitad de la cancha a los 87 y se llevó una amarilla y los 88 cometió una falta fuerte al borde del área y se fue expulsado.

La última pelota fue muy buena. Falta en la mitad de la cancha para el Barca, Messi la ejecutó y fue hasta Ter Stegen. Dos rebotes, travesaño, le queda a Ter Stegen, patea sobre un rival y Jordi Alba agarra el rebote y lo manda apenas sobre el travesaño. Fin de la historia. Ganó el mejor.