Fueron como recambio, casi de última. Llevan muy poco tiempo en el fútbol europeo, aunque ambos, mostraron una velocidad de adaptación fuera de lo normal. Los jugadores argentinos suelen tardar un año para ponerse a punto con el ritmo del viejo continente. Pero Enzo Fernández en Portugal y Julián Alvarez en la Premier League, empezaron a rendir casi sin solución de continuidad.

El ritmo del River de Marcelo Gallardo, parece asimilarse, como ningún otro equipo argentino, a los requirimientos de las mejores ligas del planeta. Y los pibes, nacidos al calor del ciclo mas extenso y exitoso de la historia del Millonario, se subieron a esta Selección, seguramente porque en lugar de 22 jugadores, se autorizaron 26 en el plantel.

Suplentes eran, claro. En el caso de Álvarez, el periodismo en Qatar comentaba que había deslumbrado a Lionel Scaloni en los entrenamientos, pero el puesto de Lautaro Martínez estaba seguro. Lo de Fernández era todavía menos claro. El titular era Leandro Paredes, y cuando hubo que reemplazarlo se eligió a Guido Rodríguez. Suplente del suplente.

Pero, los hechos mandan. Enzo entró contra México y siendo un volante central, definió el partido tras una bicicleta y un tiro combado al ángulo, además de un rendimiento sobresaliente. Y decididó al técnico a mantenerlo en el equipo del que no debe volver a salir. Le dio fluidez a la mitad de la cancha y compañía adecuada a Rodrigo De Paul y a Alexis Mac Allister, que por cierto, hizo también un gigantesco partido.

También los hechos, mostraron que el goleador Martínez estaba muy flojo en su rendimiento y Scaloni probó a Julián. Pudo poner así a Lionel Messi de “falso 9”, con Alvarez de un lado y Angelito Di María del otro. Cambiarlos de banda para desorientar y hasta sacar a Leo del centro y mandarlo a Julián a cumplir su rol básico.

Argentina merecía la ventaja, pero el mereciómetro en el fútbol no suma puntos. Los grandes no podían, a Messi le atajaron un penal. Mac Allister puso el 1 a 0 y el partido lo definieron Enzo y Julián, con un gol de los de la pizarra de Gallardo, entre dos tipos que se entienden de memoria. Jóvenes, ambiciosos, inteligentes y exitosos, de enorme actualidad europea. Se cambio a tiempo, a mantenerlo.