Hacía 11 días que buscaban a Charlie Bothuell, de 12 años, en la ciudad de Detroit. Nadie sabía nada de él. La Policía usó perros rastreadores, miraron arriba y abajo de su hogar. Indagaron en todas las esquinas del barrio. Preguntaron a todos los vecinos. Y 11 días después apareció sano y salvo en el lugar más impensado: el nene que estaba perdido fue encontrado en el propio sótano de su casa.

"Estaba nervioso pero emocionado. Tenía hambre y parecía que estaba bien. No hay manera en que haya podido construir un escondite así por sí mismo y luego colocarse dentro de é", comentó a la prensa, James Craig, el jefe de policía de esa ciudad.

El caso es muy sospechoso con respecto a su círculo íntimo. Charlie fue hallado detrás de unas cajas y un gran tambor de plástico, donde había ropa de cama.

El chico vive en esa casa con su padre y su madrastra. "Estoy muy soprendido. Yo mire, la policía de Detroit miró, el FBI miró.

Sugerir que yo supiera que estaba en el sótano es absurdo. Yo pensé que mi hijo estaba muerto", comentó su papá a la prensa. El hombre se sometió a la prueba del polígrafo como parte de la investigación, pero la madrastra no quiso hacerlo.