Los diplomáticos rusos describieron a los nuevos hombres a cargo de la ciudad como "tipos normales" y argumentaron que la capital era más segura ahora que antes. El presidente Vladimir Putin dijo el viernes que el control de los talibanes era una realidad con la que tenían que trabajar.

Todo queda muy lejos de la desastrosa guerra de nueve años en Afganistán que muchos rusos recuerdan para respaldar al gobierno comunista de Kabul en la década de 1980, dice la BBC.

A diferencia de la mayoría de las embajadas extranjeras en la capital, Rusia dice que su misión diplomática permanece abierta y ha tenido palabras amables para los nuevos gobernantes.

El embajador Dmitry Zhirnov se reunió con un representante de los talibanes en las 48 horas posteriores a la toma del poder y dijo que no había visto evidencia de represalias o violencia.

El representante de Moscú en la ONU, Vassily Nebenzia, habló de un futuro brillante de reconciliación nacional, con la ley y el orden volviendo a las calles y del "fin de muchos años de derramamiento de sangre".

El enviado especial del presidente Putin a Afganistán, Zamir Kabulov, incluso dijo que era más fácil negociar con los talibanes que con el antiguo "gobierno títere" del exiliado presidente Ashraf Ghani.

Además, los diplomáticos rusos afirmaron la semana que Ghani había huido con cuatro autos y un helicóptero lleno de dinero en efectivo, acusaciones que él calificó como mentiras.

Rusia no se apresura a reconocer a los talibanes como gobernantes de Afganistán, pero ha habido una aparente suavización de la retórica. La agencia estatal de noticias Tass reemplazó esta semana el término "terrorista" por "radical" en sus informes sobre los talibanes.

Moscú ha estado estableciendo contactos con los talibanes durante algún tiempo. A pesar de que los talibanes están en la lista de organizaciones terroristas y prohibidas de Rusia desde 2003, los representantes del grupo han estado visitando Moscú para mantener conversaciones desde 2018.