Inmerso en una profunda crisis, el presidente de España, Mariano Rajoy, dialogó con cinco periodistas latinoamericanos, entre ellos un argentino, a quienes recibió en el Palacio de la Moncloa.

Allí se dispuso a hablar de la elevada tasa de desempleo, del peligro de los suicidios por hipotecas que muchos no pueden pagar, de las previsiones a futuro y otras cuestiones referidas a la grave situación económica y social que atraviesa su país.

También se dio lugar para conversar por primera vez con un periodista argentino sobre la expropiación de YPF, la petrolera que estaba en manos de la española Repsol hasta que la iniciativa del gobierno fue aprobada en el Congreso, y pasó a ser controlada por el Estado nacional.

"Como todo el mundo sabe, la decisión del gobierno argentino sobre YPF no nos ha satisfecho ni a nosotros ni a casi nadie en el mundo. Eso es perfectamente entendible, y no hay que dar más razones ni argumentos", comenzó, algo pacato, ante el cronista del diario La Nación.

Pero enseguida dejó un mensaje claro, y una palabra que se oye con frecuencia desde la oposición local.

"Me gustaría que esa situación se revirtiera y que las cosas se pudieran hablar y hubiera un diálogo, así como que existiera una solución", pidió el mandatario.

Y añadió: "Pero esa decisión no ha sido una decisión correcta, desde nuestro punto de vista, y de hecho nadie la ha apoyado en ningún lugar".

Tras recordásele que luego de la expropiación declaró que anunciaría medidas contra la Argentina, que luego no concretó, se excusó diciendo que su gobierno "defiende a España de la manera que cree mejor".

Y aclaró que "no se trata de declaraciones sino de solucionar problemas".

"Creo que a la Argentina no le ha ayudado esta decisión -sostuvo el presidente electo en 2011-. Pregunte usted en el mundo por qué".

Por último, les pidió a las empresas ibéricas radicadas en la Argentina que "sigan allí" y "que hagan las cosas de la mejor manera posible". Pero también que "inviertan y defiendan sus intereses".