Otra vez volvió a ser tapa de la revista "Vogue". Pero, a diferencia de lo sucedido en aquella oportunidad, en el 2009, ahora despertó la polémica. La primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, realizó una sesión de fotos en la propia Casa Blanca. El protagonismo que ha tenido en el último tiempo, podría deberse, según The Atlantic, a que posiblemente esté pensando dar sus primeros pasos en la política cuando su marido termine su mandato.

La hermosa "first lady" en su vestido azul violeta sonríe estos días desde la primera página de la revista en los kioskos y con ese gesto ha dividido a la nación: "Por fin tenemos un icono de moda como Jackie Kennedy", celebran unos. Pero otros arrugan la frente: primero apreció con su juvenil flequillo, después como reina de los Oscar y ahora esto. "¿Qué le pasa a la mujer de nuestro presidente?", se preguntan otros. La respuesta la dio la propia Michelle O en un espectáculo de televisión: "Es mi crisis de la mediana edad", bromeó.

Al fin y al cabo no puede conducir un deportivo o un atrevido salto de puenting, dijo la mujer de 49 años en el "Rachael Ray Show" de la televisión ABC-News. Pero sí le está permitido desquitarse posando para la portada de una revista de moda con un vestido de uno de sus diseñadores favoritos, Reed Krakoff, para la fotógrafa estrella Annie Leibovitz.

Con un fondo verde, FLOTUS -como se conoce protocolariamente a la primera dama de Estados Unidos- brilla con sus bien entrenados brazos y su flequillo, que se convirtió en un hit en los salones de peluquería desde el inicio del segundo mandato de su marido.

"Michelle Obama: Cómo inspiran la primera dama y el presidente de Estados Unidos", titula "Vogue" la historia de su estrella de portada, que ya posó para la publicación en 2009.

En el reportaje, habla de los 20 años de matrimonio de la "first couple" y de la educación de sus hijas. "Nuestro trabajo es sobre todo mantener unida a nuestra familia", explica la madre de Shaha, de 11 años, y Malia, de 14. Y naturalmente también se habla de moda.

"Cuando te sientes bien en tu ropa te resulta también más fácil tratar con los demás". Ya han pasado los tiempos en los que abogaba por plantar pepinos ecológico junto a Paco Pico de Barrio Sésamo. O en los que movía las caderas al ritmo del "Mom Dance" en el show "Late Night" de la NBC.

Con la presentadora Ellen DeGeneres ofreció ante las cámaras una auténtica competición de flexiones. Y con su iniciativa de fitness "Let's Move" corrió por todo el país. También sorprendió a Hollywood como glamurosa estrella en los Oscar y ahora brilla en la portada de la prestigiosa prevista.

"Una primera dama no puede ser una 'Glamourgirl'", critica una vendedora a las afueras de Washington. "¿Quiere robarle el protagonismo a su marido?". Sin embargo a una profesora de San Francisco le gusta la interesante vida de Obama. "Aunque no sé bien lo que hay detrás de esto. Quizá simplemente su esencia desbordante", cree Pat Kuchta.

"¡Wow, mira esos brazos!", fue la primera reacción de Celia Summers, abogada de Washington, al ver la revista en el supermercado.

Summers no cree en una crisis de mediana edad. "Michelle Obama está exactamente donde quiere estar. Junto a Oprah Winfrey, es la mujer negra más influyente del mundo". Con menos novedad lo ve la experta en primeras damas Myra Gutin.

"Yo creo que muchos lo interpretan como un cambio de Michelle Obama", cree la escritora y profesora de la universidad Rider en Lawrenceville, en Nueva Jersey. "Porque ha comenzado su segundo mandato, los analistas creen que se mueve con mayor libertad. Pero eso es lo que hizo desde el principio". Desde el comienzo Michelle Obama tuvo una enorme función ejemplar. "Además es más joven que la mayor parte de otras mujeres de presidentes e increíblemente activa".

E incluso la revista "The Atlantic" no descarta que la propia Michelle esté considerando entrar en política cuando su marido deje el cargo en 2016. "La primera dama tiene tres cosas importantes para un futuro político propio: la popularidad, la capacidad y la opción". Y tendría buenas opciones si se presentara para el Senado por su estado natal Illinois, señala la revista online salon.com.

Con ello seguiría el ejemplo de Hillary Clinton, que tras su salida de la Casa Blanca como primera dama fue candidata y con éxito, al Senado por Nueva York. "Hasta ahora Michelle Obama no ha mostrado ambiciones", señala sin embargo la experta Gutin. Pero no pondría la mano en el fuego. "En una entrevista en 1995 Hillary Clinton también dijo que no podía imaginarse ocupar un puesto político. Y ya sabemos cómo salió todo".

Agencia AP