Los islamistas moderados del Partido Justicia y Desarrollo (PJD) se adjudicaron el triunfo en la madrugada del sábado, pese a que aún es incierto el resultado de los comicios celebrados el viernes en Marruecos y la tendencia indicara que ninguna de las fuerzas alcanza una mayoría que le permita formar gobierno.

Según lo informado en la noche del viernes por el ministro del Interior, Taieb Cherqaoui, los resultados se conocerán en la tarde de este sábado, pero todo parece indicar que el nuevo jefe de Gobierno sólo podrá salir de los acuerdos a los que puedan llegar las distintas coaliciones.

Uno de los principales dirigentes del PJD, Lahcen Daodi, afirmó esta madrugada que de acuerdo a los informes suministrados por sus propios fiscales de todo el país "ganamos -entre otros- en Rabat, Casablanca, Tánger, Kenitra, Salé, Beni Mellal y Sidi Ifni".

Por su parte, el secretario general del partido y candidato a jefe de Gobierno, si el PJD finalmente alcanzara el triunfo, Abdelilah Benkirán, estimó que lograrían "unas cien bancas".

Por la reforma constitucional aprobada el pasado 1 de julio, ya no es más el rey quien designa a voluntad el jefe de Gobierno -hasta ahora era primer ministro- sino que debe hacerlo con un miembro de las fuerzas ganadoras.

El detalle es que para obtener mayoría se necesitan 198 bancas de las 395 en juego, número que ninguna fuerza política parece haber logrado. La prueba más clara de esto se dio en las elecciones de 2007, cuando el PJD triunfó con el 10,9% y logró 47 bancas. Pero a causa del complejo mapa electoral, el nacionalista Istiqlal obtuvo el 10,7% y 52 escaños y fue el que formó gobierno.

Nada está claro en Marruecos y como las encuestas no existen -tal como las conocemos en Occidente- y los políticos optaron por la moderación a la hora de arriesgar resultados, las horas y las políticas de alianzas serán las encargadas de revelar quién conducirá el primer gobierno post reforma constitucional.