El presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva, quien asumió el pasado domingo, lanzó una serie de “decretazos” para detener desde el inicio de su gestión las políticas públicas de su antecesor, Jair Bolsonaro, entre los cuales se destaca la suspensión de la política de flexibilización para la adquisición de armas, y el inmediato retiro del programa de privatizaciones de la petrolera Petrobras y la de logística Correios, además de la Empresa Brasileña de Comunicación (EBC), red de medios públicos de Brasil.

 A su vez, según informó el equipo de prensa de Lula, también se restableció el Fondo Amazonía, una caja de donaciones internacionales comandada por Noruega y Alemanía que había sido despreciada por el gobierno de Bolsonaro, destinada para el desarrollo productivo de las comunidades amazónicas.

 El principal decreto que firmó Lula fue el que suspendió el registro de nuevas armas para que adquieran los civiles, a su vez suspendió la autorización de la apertura de nuevos clubes de tiro hasta que se implemente la nueva reglamentación, además redujo de seis a tres el número de armas que puede tener un civil en su casa.

 Por otra parte, Lula firmó la reglamentación para pagar 120 dólares del plan social Bolsa Familia con adicional de 30 dólares por hijo a cada trabajador sin ingresos registrados, en el marco de una enmienda constitucional que logró aprobar antes de su asunción con acuerdo del Congreso.