En Libia, continúa el estallido social y el país está al borde de una guerra civil.

La sede central del Gobierno fue incendiada por los manifestantes.

Las fuerzas de seguridad se retiraron de Trípoli y abandonaron los edificios públicos.

La represión de los últimos cinco días ya ocasionó al menos doscientos treinta y tres muertos.

Exigen la salida del dictador Muammar el-Gadafi, quien maneja esa nación desde hace cuarenta y dos años.

Uno de los hijos del jefe de Estado, Seif el-Islam, dijo que su padre “no dejará el poder”, aunque existen versiones de que el mandatario viaja hacia Venezuela.

El-Islam firmó en la televisión estatal que el país se encuentra "en una situación gravísima", se jactó de que el Ejército "permanece y permanecerá fiel" al régimen, y se diferenció de los regímenes de Egipto y Túnez.

"O estamos de acuerdo todos los libios que queremos la democracia, la libertad y las reformas y actuamos con la razón, o será el caos y nos encontraremos en un ciclo de violencia peor que en Irak o en Yugoslavia. La situación es gravísima, hay un plan para la desestabilización de Libia, que no es Túnez ni Egipto, aquí la situación es diferente, ya que Libia está compuesta de tribus y no de partidos políticos y organizaciones", arguyó.