La ex becaria de la Casa Blanca que en 1995 tuvo un affaire con el entonces presidente demócrata escribió una carta a la revista Vanity Fair con su versión de la historia, de la cual dice arrepentirse "profundamente"



saron casi 20 años desde que, con 21 años, la becaria de la Casa Blanca Monica Lewinsky tuvo un affaire con el entonces presidente estadounidense, Bill Clinton . Dos décadas en los que la mujer -que estuvo en el centro de atención de todo el mundo- vio al mandatario demócrata pasar por un juicio político, alejarse del poder y luego resurgir hasta convertirse hoy nuevamente en uno de los referentes de su partido. Es éste el momento que eligió para romper el silencio. "Se trató de una relación consensuada", afirmó en una carta enviada a la revista Vanity Fair.



"Es hora de quemar la boina y enterrar el vestido azul", escribió Lewisnky en el número de junio de la revista estadounidense Vanity Fair en una carta que será publicada completa mañana. Su metáfora, esa manera de expresar su deseo de contar su verdad, se refiere a la boina negra que llevaba en una foto en la que estaba junto a Clinton y del famoso vestido azul que tenía manchas de semen tras un contacto sexual con el entonces presidente.


Lewinsky, ahora de 40 años, negó en su carta que los Clinton le hayan pagado para que desaparezca del radar de los medios y asegura estar "determinada a darle un final diferente" a su historia. "Lo que esto me costará, eso lo descubriremos pronto", agregó, mientras el nombre de la mujer de Bill Clinton, Hillary , suena fuerte para las elecciones presidenciales de 2016.


En la misiva, la ex becaria dejó en claro su versión sobre su romance, que duró un año y medio, con Clinton. "Claro, mi jefe se aprovechó de mí, pero yo siempre me mantendré firme en este punto: se trataba de una relación consensuada. Cualquier «abuso» se produjo en el período posterior, cuando se hizo de mí un chivo expiatorio para proteger su posición de poder. La administración Clinton, sus fiscales especiales amigotes, los operadores políticos de ambos bandos y los medios consiguieron marcarme. Y esa marca permaneció, en parte porque fue imbuida con poder", se descargó.


"Yo, personalmente, me arrepiento profundamente de lo que pasó entre yo y el presidente Clinton. Déjenme repetirlo: Yo. Personalmente. Profundamente. Arrepentida. De lo que. Sucedió", escribió la becaria más famosa de la Casa Blanca.





En febrero pasado, el apellido Lewinsky volvió a sonar en los medios estadounidenses cuando salió a la luz una carta que la mujer de Hillary Clinton le había escrito a una amiga en la década de los 90 y en la que calificaba a la ex becaria como una "loca narcisista".


"Mi primer pensamiento fue «Si eso es lo peor que tiene para decir, debo ser muy suertuda» La señora Clinton, según leí, le decía a [su amiga, Diane] Blair que, en parte, ella se culpaba a sí misma por el affaire de su marido (por ser emocionalmente negligente) y pareció perdonarlo. Aunque ella decía que Bill había tenido un «comportamiento inapropiado grave», el romance fue, sin embargo, «consensuado (no fue una relación de poder) »", reiteró.


LA VIDA DESPUÉS DEL ESCÁNDALO


No fue fácil para Lewinsky continuar con su carrera después del romance que la llevó a una fama indeseada. "Rechacé ofertas que me habrían dado más de 10 millones de dólares, porque no me parecía lo correcto", dijo, probablemente en referencia a las ofertas de editoriales para que escribiera un libro.

Fue entonces cuando dejó Washington y se fue a Londres para estudiar un Master en Psicología Social en la London School of Economics. Luego volvió a su país para pasar por Los Ángeles, Nueva York, y Portland. Pero en ningún lugar encontró la satisfacción personal.

Contó que tuvo varias entrevistas para trabajos en el área de comunicación y Marketing, para especializarse en campañas de caridad. "Pero por lo que mis potenciales empleadores con tanto tacto llamaban mi «historia», nunca era «muy adecuada» para esos puestos. En algunos casos, yo era la persona adecuada pero por las razones incorrectas, como en los casos en que me decían «Claro, tu trabajo va a requerir que vayas a nuestros eventos». Y, claro, estos iban a ser eventos en los que iba a haber prensa".

Lewinsky dijo además que después del proceso político contra Clinton en 1998, ella estuvo recluida en su casa con un comportamiento suicida, con el temor a que la humillación la llevara "a la muerte". Por eso, expresa, decidió escribir esta carta.

"Quizás al compartir mi historia, pensé, pueda ayudar a otros en sus momentos más oscuros de humillación", dijo, especialmente en épocas en las que Internet lleva a que estos casos se difundan con una velocidad que en 1995 no existía.