Los dirigentes europeos se disponían a aprobar su presupuesto para los próximos siete años, tras una maratónica cumbre marcada por la austeridad impulsada por el Reino Unido, frente a Francia e Italia, que no quieren perder las ayudas europeas en tiempos de crisis de la deuda.

"Propuesta revisada de presupuesto. Sesión plenaria se reanuda a las 06.30 (locales) trabajando por un acuerdo", anunció el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy a través de su cuenta de Twitter, tras más de 15 horas de negociaciones entre los 27 jefes de Estado.

Bajo la presión de los países más ricos del bloque, el presidente del Consejo Europeo prevé recortes adicionales de más de 13.000 millones de euros a su anterior propuesta sobre el presupuesto comunitario, que lo dejaría ahora en unos 960.000 millones de euros para gastar para todo el bloque en siete años, según varias fuentes.

"Un compromiso se perfila poco a poco", anunció una fuente francesa después de varias "reuniones bilaterales o multilaterales".

La canciller alemana, Angela Merkel, advirtió que los debates arrancaron con "posturas más distantes" y que nada hacía pensar que se pudiera lograr un consenso.

Reino Unido pedía más tijera aduciendo que la misma austeridad que se les exige a los gobiernos en tiempos de crisis se debe aplicar en el bloque.

"La UE no debe ser inmune a las presiones que tenemos para reducir el gasto" advirtió el primer ministro británico, David Cameron.

Las divisiones son claras: de un lado están los contribuyentes netos que quieren gastar poco (Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Alemania, Austria, Holanda y Finlandia) y de otro, los amigos de la cohesión, liderados por Francia e Italia, que quieren que este presupuesto ayude a compensar los recortes que se les exigen en los presupuestos nacionales y sirvan para reactivar el crecimiento.

Italia, de hecho, amenazó con vetar cualquier acuerdo que "no respete las líneas rojas" que estableció.

El presidente francés, Francois Hollande, advirtió que no dará su visto bueno a ninguna propuesta sobre el presupuesto que "olvide la agricultura e ignore el crecimiento". Francia, Italia y España están alineadas en defensa de la PAC (Política Agrícola Común, principal partida del presupuesto comunitario).

Van Rompuy hizo malabarismos para tratar de dejar a todos contentos. Pero, como dijo un diplomático, la idea es que todos regresen a sus países "lo menos insatisfechos posible".

Londres quiere mantener intacto el "cheque británico", la compensación que Reino Unido recibe de sus socios de la UE desde 1984 por no beneficiarse de la PAC.

El primer ministro británico, David Cameron, acudió a la cumbre en una situación incómoda: hace quince días anunció un referéndum para que los británicos decidan, en principio, antes de que termine 2017, si desean permanecer en la UE.

Tras el anuncio, el premier británico aumentó su popularidad en los sondeos y logró calmar a la creciente ala antieuropea de su Partido Conservador.

Alemania -impulsora de la austeridad en Europa- ve también con buenos ojos los recortes presupuestarios que exigen los británicos.

España acude mejor parada a esta cumbre que a la de noviembre, cuando el presidente del gobierno logró compensaciones específicas para el sector agrario (500 millones de euros) y las políticas de cohesión (2.800 millones de euros), las partidas que más fondos recibe su país de los europeos.

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, no hizo declaraciones a la prensa, en medio del escándalo de corrupción que involucra a su Gobierno.

Ahora la cuarta economía de la zona euro intentará "salir bien en los puntos que nos interesan", indicó una fuente diplomática.

España quiere seguir formando parte de los receptores netos (los países de la UE que reciben más de lo que aportan).

Van Rompuy prevé anunciar además la ayuda de unos 5.000 millones de euros para fondos destinados a fomentar el empleo juvenil en las regiones más afectadas de la zona euro.

Todo indica que los nuevos recortes se concentrarán en infraestructura (transporte y telecomunicaciones), asuntos exteriores y administración de la UE (especialmente sueldos y pensiones de los funcionarios), que podría sufrir una reducción de 2.000 a 2.500 millones de euros.

Y el programa llamado Connecting Europe (conectando Europa) "es el que sufrirá un buen tajo" de 10.000 millones de Euros, dijo una fuente europea.

Pero incluso en caso de que los 27 alcancen un acuerdo -que debe ser aprobado por unanimidad-, tendrá que ser sancionado por el Parlamento Europeo (PE).