En España, la ETA ofreció desarmarse y negociar la paz, tras 50 años de lo que nació como resistencia armada contra la represión franquista a su identidad nacional y derivó, tras la restauración democrática, en un movimiento cada vez más cuestionado en el mismo país vasco.

Piden que todos los presos de su organización sean trasladados a penales del país vasco. Se lo comunicaron a la Comisión Internacional de Verificación, aunque ese organismo no es reconocido por el Gobierno español.

Desde el Ministerio del Interior del Gobierno neofranquista anunciaron, consecuentemente, que no negocian ni “nunca” lo harán con los etarras.