La divisa europea llegó a su nivel más bajo en 20 años, rozando la paridad con el dólar. Esto ocurre mientras aumenta el temor en los mercados de una recesión económica en Europa, en un contexto de alta inflación y una creciente incertidumbre sobre la continuidad en el suministro de gas ruso.

Atrás quedaron los años en que el euro era tan fuerte (1,6 veces el dólar durante la crisis financiera mundial de 2008) que muchos europeos iban de vacaciones a Estados Unidos por los bajos precios en hoteles y comida, volviendo a casa con las maletas llenas de productos electrónicos y ropa.

La depreciación del euro ocurre en medio de una crisis energética en Europa provocada por la invasión rusa en Ucrania.

Existe inquietud frente a la posibilidad de que esta crisis cause una recesión de consecuencias insospechadas, una sombra que se intensificó el lunes ante la reducción del suministro de gas ruso y la preocupación de que la inflación siga aumentando. 

Rusia podría aprovechar la oportunidad para cerrar las válvulas. Hay mucha preocupación sobre lo que pueda pasar en el plano energético con la guerra, especialmente sobre si el continente sigue recibiendo gas de Rusia.