El Grupo de los 20, reunido en Toronto, acordó un fuerte ajuste fiscal para calmar a los mercados.

Los principales países se comprometieron a reducir sus déficits hasta un 50 por ciento de acá a 2013.

Dejaron para otra reunión la posibilidad de imponer un impuesto a los bancos y una reforma financiera profunda.

No obstante, el Gobierno argentino aseguró que el G20 no “legitimó” el ajuste como solución a la crisis.

Informó que se incluyó la necesidad de defender la generación de “empleo digno” frente a las propuestas de flexibilización laboral.

Cristina Fernández pidió a sus colegas del G20 que “no le suelten la mano a ningún país” que esté atravesando una crisis económica, porque “eso sería una tragedia”.

Recordó que “a la Argentina le soltaron la mano en 2001” para exponerla “como escarmiento y conejillo de indias” ante el resto del mundo y que en esa decisión “tuvo responsabilidad el Fondo Monetario”.

La presidenta tuvo una discusión con el jefe de Estado francés, Nicolas Sarkozy, por criticar las políticas de ajuste salvaje en Europa, similares a las que provocaron la crisis de 2001 en la Argentina.