Definitivamente, la nueva conducción de Independiente no comenzó con el pie derecho. Aún no pudo cerrar a un nuevo entrenador, no logró encaminar muchas de las deudas que el tiene el club y que se preveían más fáciles de negociar y hasta parece tener demasiadas filtraciones en materia de comunicación. Todas estas cuestiones, sin embargo, representan fallas esperables o hasta admisibles en una gestión nueva, pero hay otras cosas que no se puede dejar pasar.

Jorge Damiani, un dirigente que no tiene ningún cargo oficial y que no fue votado por los socios, agredió físicamente y por la espalda a Juan Marconi, vicepresidente del club. El altercado se dio en una reunión de mesa chica en la cual el primero nunca debió haber participado por no formar parte oficialmente del club y por un desacuerdo en manejos institucionales.

Damiani, apodado “Puma”, es dueño de una cadena de kioscos y ya ha tenido participación en gestiones anteriores. Tuvo presencia durante el primer mandato de Hugo Moyano en el club y llevó a cabo gestiones por futbolistas y entrenadores que no tuvieron buenos rendimientos en la institución, como Claudio Riaño, José Valencia o hasta Mauricio Pellegrino, a quien intentó insertar nuevamente en esta etapa.

Su relación con la institución terminó de mala manera luego de que Ariel Holan, el último entrenador campeón con el club, pidiera su desplazamiento, dado que, entre otras cosas, intentaba llevar jugadores al Rojo que no eran los que el DT buscaba. Es recordado por los socios como uno de los peores dirigentes de la etapa medianamente positiva de la gestión Moyano.

Su regreso al conjunto de Avellaneda fue desde las sombras. No formó parte de la boleta de Unidad Independiente, agrupación por la que Fabián Doman ganó las elecciones, por ser considerado “piantavotos” por sus propios pares. Sin embargo, desde el día de la elección asomó la cabeza. 

Los socios del Rey de Copas llevan un largo tiempo de soportar dirigentes a los que no votaron. Cabe recordar que Hugo Moyano detentó el cargo de presidente del club por un año más de lo que hubiese debido por estatuto, o que Manuela Sánchez, funcionaria de la gestión de Jorge Ferraresi en Avellaneda, tuvo un rol no muy claro en la institución durante buena parte del 2022, por el mero hecho de proyectarse como candidata del moyanismo para la elección del mes pasado, algo que finalmente, encima, no se concretó. Lo único que no le soportarán más sus hinchas a los dirigentes es que le otorguen poder a gente a la que no eligieron.