El partido no fue brillante, pero tuvo un final sensacional. Unión, que jugó un muy buen partido, especialmente en la segunda mitad, le ganó 2 a 1 a Boca en La Bombonera. Daniel Juárez y Franco Troyansky convirtieron para el visitante mientras que Eduardo Salvio había marcado el empate para el local.

Durante la primera mitad el trámite fue repartido. El Xeneize tuvo dominio territorial, mayor manejo de pelota pero sus ataques fueron demasiado esporádicos. Lo mejor, como casi siempre, se vio por el sector izquierdo con Frank Fabra, Aaron Molinas y Salvio, que jugó por allí.

El Tatengue fue un equipo muy corto y se movió muy bien en bloque. También atacó cada tanto, pero era parte de lo planificado ante un rival de tanta jerarquía. A los 25 abrió el marcador gracias a un penal. Alexis Machuca maniobró por la derecha, le giró a Fabra y la metió en el área. Juan Nardoni recibió, enganchó y Jorman Campuzano lo derribó. Juárez ejecutó y García alcanzó a tocarla pero no a desviarla.

Tras ese tanto, el equipo de La Ribera se mostró bastante más agresivo, llegó con mucha más gente al área rival y de tanto forzar consiguió empatar. Cristian Medina se metió en el área por la derecha y Lucas Esquivel lo empujó desde atrás. No fue un penal grosero, pero sí cobrable. Salvio empató y dejó a su equipo con buenas perspectivas para la segunda mitad.

Sin embargo, el equipo de Sebastián Battaglia salió al complemento muy desinflado. Manejó la pelota, pero tuvo mucha indecisión a la hora de atacar. Los cambios, que implicaron el ingreso de habituales titulares, lejos de mejorar al equipo, lo aplacaron.

Por el contrario, quienes ingresaron en el conjunto santafesino lo hicieron brillantemente y le dieron el dominio del juego. Kevin Zenón, Mauro Luna Diale y, especialmente, Bryan Castrillón, le aportaron una enorme frescura al ataque visitante que tuvo las más claras del encuentro sobre el final.

En la última jugada del partido, cuando todo parecía terminar en empate, Unión sacó un buen contraataque. La defensa de Boca despejó el peligro, pero le quedó a Juan Portillo que la tocó apenas por encima de Carlos Izquierdoz y fue derribado. Yael Falcón Pérez marcó tiro libre al borde del área y le mostró la segunda amarilla al capitán del equipo porteño. Pero, el VAR intervino correctamente para indicarle al árbitro que la infracción había sido adentro del área.

Con enorme suspenso, Troyansky tomó la pelota. El juez anunció que tras el penal se terminaba el partido. El ex delantero de San Lorenzo remató cruzado y García detuvo el disparo. La Bombonera explotó en festejos, pero el referí llevó la mano a su oído e indicó que algo andaba mal. El arquero se había adelantado claramente y había que ejecutar de vuelta.

Otra vez fue Troyansky, cargado de nervios, pero esta vez la puso en un ángulo. Como si a un final de estas características le faltara algo, el atacante festejó mostrándole su camiseta a la hinchada local y los jugadores xeneizes explotaron. Hubo una escaramuza y suplentes que entraron tanto a pelearse como a separar. 

Cuando todo se calmó, el conjunto que dirige Gustavo Munúa, que no pudo estar presente por dar positivo de COVID, festejó un triunfo tan histórico como merecido. Llega con las mejores sensaciones al duelo del próximo martes por Copa Sudamericana ante Nacional.

Boca padece la irregularidad de siempre. Más allá de que ha encontrado un nivel bastante más alto con sus titulares, queda claro que al equipo todavía no le sobra como para poder alternar futbolistas sin mermar su nivel. De todas maneras, es entendible la decisión del entrenador de guardar jugadores de cara al gran objetivo del año: el partido del martes, por los octavos de final de la Copa Libertadores, ante Corinthians.