De fútbol, poco y nada. Pero, nadie puede sacarle la alegría a los Xeneizes. En un partido que desnuda el horroroso momento por el que atraviesa el fútbol argentino, Boca y River igualaron cero a cero pero los de Miguel Ángel Russo se clasificaron por penales, donde se impusieron por 4 a 1.

En ningún momento se jugó demasiado: hubo roce, fricción y presión alta, especialmente propuesta por el conjunto de La Ribera que se plantó en cancha mucho más arriba de lo que suele hacerlo, con la última línea en mitad de cancha. En la primera mitad asfixió al rival, le cortó los circuitos de juegos antes de que puedan generarse, pero en ningún momento pudo crear más que a partir de la búsqueda desesperada de querer terminar la jugada al recuperar.

El Millonario estuvo muy lejos de su habitual nivel. Se lo notó incómodo, impreciso y lento. Incluso en las pocas situaciones en las que pudo saltear la primera línea de presión, los delanteros le quedaron demasiado alejados de los volantes como para poder generar juego.

Sin embargo la más clara fue del equipo de Marcelo Gallardo. A los 31, un envío largo ubicó a Braian Romero, quien de cabeza le ganó a Marcos Rojo. Julián Álvarez corrió, se metió en el área y desparramó a Izquierdoz. Lugo, metió un centro para Romero, que con Agustín Rossi ya en el piso le quiso dar con una pierna y le pegó con la otra hacia atrás de manera insólita. En el rebote, Bruno Zuculini la tiró por arriba.

En el complemento, River mostró superioridad. Antes del minuto de juego tuvo una acción muy clara, con un desborde interesante de José Paradela. El ex Gimnasia tiró un centro atrás para Romero, que definió contra el cuerpo de Rojo y en el rebote Zuculini entró solo de frente pero pateó muy al medio. Un rato más tarde, Romero con un toque formidable de espaldas clarificó una jugada que venía por derecha y ubicó a Paradela del otro lado, quien tardó en controlar, no pudo recortar distancia para definir y la tiró muy afuera.

En la primera mitad River se dedicó a cortar con infracción cada contraataque rival, pero en la segunda, Rojo debió irse expulsado por una plancha intencional sobre la espalda de Julián Álvarez, pero solo le sacaron amarilla. El ex Estudiantes, además, cometió otro par de infracciones, que podrían haberle costado otra tarjeta, pero Patricio Loustau evitó llegar a ese punto.

Después de un rato largo de intrascendencia, el equipo de Gallardo volvió a aproximarse a los 33. Varela perdió una pelota de espaldas tras tomarse demasiado tiempo para pensar y River robó. La acción derivó en Romero que se hizo el espacio y sacó un tiro violento que se fue muy cerca del ángulo izquierdo. A pesar de que el remate pasó cerca, el ex Independiente disponía de otras opciones.

Poco pasó durante los últimos minutos y el encuentro se decidió por penales. Allí, Agustín Rossi, que en el juego no es mejor arquero que Franco Armani, demostró que es claramente más apto para los tiros desde los 12 pasos. Contuvo un remate de Julián Álvarez y Braian Romero falló el suyo tras patearlo al menos dos metros afuera, con una deficiencia técnica llamativa.

Boca no se lleva bien con el juego, con el fútbol ni con la creación. Tampoco se ha vuelto un equipo aguerrido, como aquellos históricos. Pero sí ha mostrado un carácter distinto para jugar los duelos ante River. Llegó de atrás, de punto y dejó en claro que no se le gana sin ser superior. No pateó al arco, como en varios de los últimos superclásicos. Pero se llevó lo que quería, como en varios de los últimos clásicos.