Independiente le ganó a La Guaira en Venezuela por 2 a 0 por la Copa Sudamericana, con goles en el segundo tiempo de Domingo Blanco de tiro libre y de Leandro Fernández.

El resulta refleja una holgura que el partido no tuvo. El Rojo en el primer tiempo no jugó a nada. No pateó al arco rival pese a la necesidad desesperada de ganar para mantenerse en carrera. La Guaira tampoco acercó peligro, se dedicó mas a destruir y tratar de mantener el cero en su arco.

Recién en los últimos 15, los venezolanos se animaron y desde fuera del área, inquietaron, un poquito a Sebastián Sosa.

El problema de Independiente es que tiene dos jugadores: Tomás Pozzo y Domingo Blanco y al fútbol se juega con once. Entonces todo depende de arrestos individuales de alguno de esos únicos dos. El resto no parece en condiciones de jugar un solteros contra casados.

Así que en un momento a Blanco y a Pozzo se les ocurrió empezar a apilar rivales, hasta que a Blanco lo bajaron con violencia al borde del área, sobre la izquierda aunque con un ángulo muy incómodo. Incluso así, puso un disparo casi al ángulo y rompió el cero.

Se le vino encima La Guaira y dejó libre el contragolpe. Sobre el final hubo un rechazo, lo peinó el pobre Leandro Benegas que es de una abnegación descomunal como gran virtud, y el limitado defensor venezolano le pifió dejando solo Fernández, que por un instante se acordó de definir, y por arriba del arquero clavó el 2 a 0.

Muy poco para festejar, apenas no haberse quedado afuera de la Copa ya en el tercer partido de la misma, la chance de tener un objetivo en el semestre. Juego muy flojo, inexistente en lo colectivo, en buena parte dependiente de un Blanco que a mitad de año se queda libre porque la dirigencia de facto, no tuvo la mínima pericia de ofrecerle a tiempo una renovación de contrato.