Independiente hizo un muy buen partido en Rosario. Es cierto, enfrentó a un Central lleno de pibes por su compromiso de Copa Sudamericana, pero esos partidos a veces son más complicados de lo esperado e Independiente mostró autoridad.

Hubo dos rendimiento importantes: Domingo Blanco y Alan Velasco. El volante estuvo en todos lados, marcó, jugó, e hizo jugar. Y Velasco hizo su mejor partido post lesión-covid, un período que lo tuvo varios encuentros lejos de las canchas y en su regreso, le costó un montón recuperar el nivel.

En este partido los dos fueron fundamentales. De hecho, a menos de 10 minutos del primer tiempo, Velasco se fue por izquierda, le ganó a todos que se quedaron reclamando algo, eludió al arquero y tiró el centro preciso atrás para el ingreso de Silvio Romero que la empujó abajo del arco.

Siguió manejando la pelota el equipo de Avellaneda y 15 minutos después, Romero recibió cerca del área, no vio pase, pero sí vio al arquero adelantado y se la pico. Golazo.

Con la pelota controlada por Independiente y el Canalla sin ideas terminó el primer tiempo.

En el segundo la cosa no cambió casi nada. El Rojo más parado de contra, pero sin llegar mucho, porque como Central no se terminaba de animar, tampoco dejaba mucho espacio para una respuesta.

Hasta que a los 25 Alan Soñora, un jugador que jamás justificó demasiado su alternancia en la titularidad, dio un pase atrás justo a un contrario que estaba solo, Ignacio Russo le pegó de la medialuna, Sosa se estiró un poco tarde, 2 a 1 y suspenso.

El Canalla se fue encima, arremetió pero jamás volvió a comprometer a Independiente, de hecho, ahora sí con mas espacio, los de Avellaneda pudieron liquidar de contra, especialmente en una escapada de Velasco que, de lejos, la estrelló en el travesaño.

Fue 2 a 1 para Independiente, consolidado como único líder del campeonato.