Meterse entre los ocho mejores equipos del continente es cosa seria. El sueño de Talleres toma forma gracias a su rendimiento y también a su audacia. El conjunto cordobés le ganó 2 a 0 a un flojo Colón en el Cementerio de los Elefantes, y dado que en la ida habían igualado 1 a 1, se clasificó a los cuartos de final de la Copa Libertadores. Federico Girotti y Ángelo Martino convirtieron los goles.

De entrada se notó que un sólo equipo salió realmente a jugar el partido. El visitante se hizo cargo del protagonismo absoluto del juego, mientras que el local salió a esperar, cauteloso y pasivo. El trámite se asemejó al de la ida, pero, en este caso, la T fue más punzante en ataque y no se equivocó en defensa.

En la primera mitad, el conjunto que dirige Pedro Caixinha tuvo tres oportunidades claras de gol. Girotti y Alan Franco, de enorme partido, fallaron chances muy concretas de cabeza, a la altura del área chica. 

Además, un rato después el ecuatoriano se perdió una chance inmejorable. Tras un contraataque mal conducido, la pelota le quedó casi por azar a Matías Esquivel, que tuvo un mano a mano con Ignacio Chicco. El arquero tapó, pero la pelota derivó en Franco, que enganchó, lo desparramó y definió de zurda. En la línea, con lo justo, Eric Meza consiguió despejar.

Lo único rescatable del Sabalero en el encuentro fue la rebeldía mostrada por Cristian Bernardi. Sólo él se animó a agarrar la pelota y sacarse gente de encima, mientras la mayor parte de sus compañeros, aguardaba en posiciones defensivas.

En el complemento, finalmente, Talleres encontró la ventaja. En el inicio, Gastón Benavídez rechazó y encontró mal parada a la defensa rival. Matías Godoy la tomó por la derecha y tiró un centro bajo para Girotti, que como buen atacante de área no perdonó.

El Negro tardó un rato largo en reaccionar a la desventaja. Recién se metió en el partido cuando quedaban 15 minutos, y comenzó a empujar. Buscó, aunque sin claridad, tiró muchos centros y aprovechó que el rival se retrasó demasiado, en buena medida por algunos cambios.

Tan poco entregó el equipo de Julio César Falcioni, que el entrenador debió meter a Lucas Acevedo, defensor central, sobre el final del partido, para tirarle centros. Colón, a pesar de las bajas que tuvo para la serie, parecía tener más recursos que su rival y los dilapidó.

Cuando el partido se moría, Diego Ortegoza recuperó y jugó hacia la izquierda para Martino. El habitual lateral, que ingresó en el complemento para ayudar en defensa, se mandó al ataque, esperó como un delantero con olfato, y cruzó un zurdazo fulminante para liquidar la serie.

Talleres ya había hecho historia al clasificarse por primera vez en su historia a los octavos de final. Avanzar una fase más es añadirle otro piso al próspero proyecto futbolístico que comenzó a edificar cuando jugaba dos categorías abajo. Obviamente, va por más y tiene con que confiar. En los cuartos, enfrentará a Vélez.