Luego de ser aplastado por Ferrari en Australia, Red Bull adelantó varias mejoras que estaban previstas para Barcelona (habitual primera gran actualización del año en la F1). Entre ellas, el coche de los austríacos bajó en ocho kilos su peso (algo que le da al menos dos décimas extra de ritmo). En contraste, Ferrari decidió, tras apabullar en Melbourne, quedarse mosca hasta Miami y Barcelona (donde entre otras actualizaciones le darán a Leclerc un motor con diez caballos de fuerza más).