El polaco Marcin Budkowski, director ejecutivo del equipo Alpine de F1 desde abril de 2018 (cuando todavía se llamaba Renault), ha dejado su cargo. Lo reemplazará temporalmente Laurent Rossi, en medio de la finalización del auto de este año, que deberá estar en pista en seis semanas. Se trata de un nuevo cambio intempestivo, tras las salidas abruptas de Cyril Abiteboul y Fred Vasseur (que ahora dirige Alfa Romeo). Budkowski aseguró que seguirá de cerca el progreso del equipo y su sucesor provisional le devolvió los mimos.

Lo cierto es que el año pasado Alpine fue impulsado por el motor más débil de la F1 (Renault), en un zigzag evolutivo que ya lleva varios años y cambios de rumbo. Todo esto, además, fue apenas un capítulo menor dentro del colapso que se cargó a la anterior directiva de Renault. En los últimos tres años, desaparecieron la Fórmula Renault Eurocup y el equipo Renault de F1, sólo de nombre, para ser reemplazados (para limpiar su imagen pública) por el mote de ‘Alpine’.

Con Ferrari resucitada, Mercedes y Red Bull en su cénit, McLaren en franca recuperación y Porsche/Audi planeando entrar a la F1 a mediados de esta década, el camino para que el equipo de Enstone retorne a la cima de la máxima (que ocupó liderado en pista por Fernando Alonso en 2005-2006) es más difícil que nunca.

En aquel momento, fueron arrollados presupuestariamente por gigantes como BMW-Sauber, Toyota y Honda y languidecieron hasta venderle en 2010 el equipo (convertido en ‘Lotus-Renault’) a un consorcio luxemburgués, para recomprarlo en 2016. Ahora la F1 va otra vez hacia equipos apuntalados por grandes holdings, y no parece el mejor paisaje para los franceses. 

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