Estados Unidos volvió a demostrar que, por rendimiento colectivo, es una de las agradables sorpresas del Mundial y lo confirmó ante uno de los mejores de la primera fecha. Sin embargo, sigue sin poder ganar y ahora quedó comprometido. Superó en el juego a Inglaterra, pero igualaron 0 a 0.

Durante los primeros minutos fue un choque de estilos: la elaboración mediante muchos pases de los ingleses y la explosión y juego directo de los estadounidenses. Pero, con el correr de los minutos, los Yankees dominaron el juego en toda su dimensión.

Tal como en el primer encuentro, el conjunto norteamericano mostró que tiene un muy buen ritmo de juego y que sus mediocampistas, Weston McKennie, Yunus Musah y Tyler Adams tienen tan buen pie como dinámica. 

Las mejores acciones las tuvo al mover la pelota desde la derecha hacia la izquierda. Primero, McKennie definió sin pararla tras un centro que llegó al área y la tiró unos metros arriba del travesaño. Un rato más tarde, Christian Pulisic capturó por la punta izquierda del área y sacó un remate firme que dio en el travesaño.

El equipo que dirige Gareth Southgate no pudo sostener el nivel del primer encuentro. Fue superado y hasta, sobre el final, se mostró bastante más feliz con el empate que su adversario. Las únicas chances serias que tuvo fueron un disparo de Mason Mount sobre el final de la primera parte, tras una descarga rápida de Raheem Sterling y un cabezazo de Harry Kane en el adicionado del complemento.

En la segunda parte, EE. UU. sintió, tal como en el primer partido, cierto desgaste físico por la entrega del primer tiempo. El juego entró en un terreno nebuloso y lento durante un rato largo, hasta que se reactivó con el ingreso de algunos cambios. De todas maneras, no volvió a tener el nivel de aproximaciones de antes.

De esta actuación, Inglaterra sólo puede rescatar el resultado, que le permite seguir en la punta del Grupo B, y la solidez defensiva, especialmente de Harry Maguire, que está en un nivel mucho más alto que en el Manchester United y que resulta una garantía absoluta en el juego aéreo.

Más allá de la buena imagen futbolística, Estados Unidos necesita un triunfo, que aún no ha conseguido, para pasar de fase. Debe enfrentar mano a mano a Irán, equipo que es defensivamente muy duro, y ganarle, para avanzar a los octavos de final.