Tras el descenso en la Promoción ante Belgrano en el Monumental, los fanáticos de River realizaron destrozos en el museo del club, en el local de venta de ropa de la sede, y en casas y comercios cercanos. Rompieron vidrios, arrojaron piedras, incendiaron basura y se enfrentaron con la Policía.

El operativo de seguridad, el más grande de la historia del fútbol argentino, resultó ampliamente desbordado; algunos hinchas, inclusive, ingresaron por la puerta de acceso para periodistas y agredieron a algunos hombres de prensa que cubrían el partido. Hubo casi medio centenar de detenidos y más de sesenta heridos.

En este marco, la Justicia clausuró el estadio de River para poder preservar los elementos de prueba de los incidentes después del descenso. Por Continental, el fiscal Gustavo Galante explicó que “la sanción perdurará el tiempo que haga falta hasta finalizar los peritajes”.

En Magdalena Tempranísimo, señaló que los detenidos cometiendo desmanes serán castigados "algunos, con el Código Contravencional y otros, por la Ley Federal, de acuerdo al delito que se les impute". Y aclaró que la clausura del Monumental no alcanza al Instituto River Plate ni hace peligrar la final de la Copa América.