El triunfo de la Selección Nacional ante México del pasado sábado ha tenido al sufrimiento como común denominador para millones de argentinos. A título personal, y con la referencia de las personas que me acompañaron durante el partido, todos padecimos el desarrollo del encuentro. Argentina no estaba haciendo un buen partido, se repetían algunos errores del pasado. El pesimismo dominaba la escena, hasta que llegó el golpe de suerte: el golazo de Lionel Messi, situación que significó una liberación emocional para jugadores e hinchas. Para aquellos que estaban jugando, esto se vio reflejado en la soltura que tuvo el equipo para cerrar el partido con otro gol más. Y para los hinchas en la manera que terminamos todos celebrando. 

Una imagen que recorrió el mundo, y que irá eternamente de la mano con el gol de Lio, fue la de Pablo Aimar llorando, con respiración nerviosa. El ayudante de campo de Lionel Scaloni no pudo ocultar lo que significó esa conquista. Radio Continental dialogó con Carlos Wyszengrad, psicólogo deportivo (M.N 25863) quien desde su perspectiva analizó esa situación: “Cuando veo a un entrenador de un plantel profesional y que encima es un exjugador como Pablo Aimar, veo a una persona evolucionada que pudo encontrar el momento para descargar la emoción y no por eso deja de ser un profesional serio. Considero que es bueno expresar emociones incluso dentro del campo de juego y eso no debería ser tomado como un punto débil o un talón de Aquiles que le dará ventaja al oponente”. 

Muchas veces, en el mundo del deporte se pregona la idea de ocultarle al que está en frente todo tipo de emociones, gestos; aquella comunicación no verbal que puede ser de gran utilidad para el rival de turno o para futuros contrincantes. En ese gesto de Aimar, para muchos, se le avisó al Mundial entero la tensión que vivía la Selección de Lionel Scaloni. Algo tan espontáneo y genuino como le ocurrió al cordobés fue analizado por un profesional: “En la Grecia y Roma antigua el deporte era pelear por el honor, por la vida. Claramente desde sus inicios, mostrar miedo no era bien visto porque salías a alguna arena donde te podía matar otro gladiador o incluso comer un animal. Eso se fue trasladando a los Juegos Olímpicos Modernos y en el deporte de alto rendimiento, originalmente, no estaba bien visto mostrar emociones ni debilidad. Hemos escuchado muchas veces hablar de la frialdad con la que jugaba Roger Federer, pero si vamos a los inicios del suizo, era muy emotivo e impulsivo. Recién en su último partido en la Laver Cup, Roger se quebró en llanto y lo tuvo a Rafael Nadal conteniéndolo como debía. Yo creo que es bueno poder exteriorizar emociones, que realmente no está mal visto. En los deportistas más desarrollados y evolucionados es incluso una ventaja conectar con las emociones y poder manifestarlas”. 

Post partido, en conferencia de prensa, Scaloni fue consultado acerca de ese episodio: “La sensación es que te estás jugando algo más que un partido de fútbol. Intentaremos corregirlo. Es difícil hacerle entender a la gente que mañana sale el sol, ganes o pierdas”. 

En un país tan futbolero como el nuestro, este concepto del entrenador fue criticado por varias personas. Sobre todo, por aquellas más pasionales que le ponen al fútbol una carga excesivamente importante. Pero como conductor de grupo, según Wyszengrand, el mensaje que baja el DT es el correcto “Es lógico y correcto que el cuerpo técnico aporte este mensaje de serenidad. El técnico tiene un rol influyente sobre los entrenados. Siempre va a ser así. En este caso Scaloni tiene que ver más allá de lo que ven sus futbolistas. En un resultado, en el ganar o perder, hay un proceso de trabajo que va más allá del Mundial. Lógicamente el Mundial es una parada muy importante, pero no es la última estación de este tren del deporte competitivo como es una carrera de un futbolista, aunque para muchos sea su última Copa del Mundo” sintetiza el licenciado Wyszengrad.

Ahora se viene Polonia, y por delante otros 90 minutos en los que los corazones latirán mas de lo normal y las pasiones, una vez más, nos hagan ver que el fútbol es algo más que un simple deporte.