El campeón del mundo tuvo un debut muy convincente, especialmente en la faceta ofensiva. Francia arrasó con Australia y pese a que arrancó mal, lo dio vuelta y goleó 4 a 1. Craig Goodwin abrió la cuenta pero Olivier Giroud en dos oportunidades, Adrien Rabiot y Kylian Mbappé se encargaron de poner las cosas en su lugar.

De entrada, el equipo europeo mostró credenciales de ataque más que interesantes. Comenzó con ímpetu y un ritmo que genera miedo, aunque, en ese marco, también exhibió su debilidad defensiva. En la primera en la que el conjunto oceánico lo atacó, le convirtió. Harry Souttar cruzó un pase largo para Mathew Leckie, que desbordó y tiró un centro cruzado que Goodwin empujó por el otro sector.

Todo era sorpresa en el estadio y en los futbolistas, y, para colmo, en esa acción se lesionó Lucas Hernández, el lateral izquierdo titular. El escenario era más que propicio para las dudas, pero todo se le acomodó fácil a los galos. A Lucas lo reemplazó su hermano, Theo Hernández, de características mucho más ofensivas, que tuvo un partido bárbaro. Su ingreso le dio mayor compañía al indomable Mbappé, que causó estragos por su costado.

A los 27, el equipo de azul logró el empate. Tras un córner fallido, Hernández volvió a meterla en el área y Rabiot apareció para meter la cabeza y empatar el partido. Un rato después, el propio mediocampista de la Juventus presionó ante una lenta y mala salida rival, Mbappé se la devolvió de taco y este asistió a Giroud que ingresó solo por el centro para dar vuelta el resultado.

En sólo cinco minutos, el más poderoso se acomodó. Hizo méritos para irse al vestuario con algún gol a favor más, pero también mostró algunos problemas defensivos. Tanto, que en la última de la primera mitad Jackson Irvine estrelló un cabezazo, que pudo ser el empate, contra el palo derecho de Hugo Lloris.

En la segunda parte, el equipo que dirige Didier Deschamps realizó una exhibición de tenencia precisa y desbordes permanentes, que alejaron de manera casi total los fantasmas de las dificultades en el fondo. Se dio el gusto de golear y pudo hacer un par de tantos más.

Primero, Mbappé metió la cabeza tras un centro preciso de Ousmane Dembélé y la acomodó contra el palo. Un rato más tarde, fue el atacante del PSG quien se llevó a la rastra a toda la defensa adversaria por la izquierda y la metió al área, para que Giroud defina con otro cabezazo. El centro delantero francés, que no había hecho goles en toda la Copa del Mundo de Rusia 2018 en la que su equipo se consagró, se despachó con un doblete en su debut en Qatar.

Más allá de las bajas y las dudas presentadas en la Nations League, Francia consolidó su candidatura. Mostró grandísimos recursos, individuales y colectivos, para generar fútbol de ataque. Incluso, los cuatro goles que convirtió no le hicieron honor al nivel de su actuación. Si bien parece haber enfrentado al rival más débil del grupo que comparte también con Dinamarca y Túnez, pisó fuerte.