Durante sus gestiones como jefe de equipo de Ferrari y como presidente de la Comisión de Monoplazas de la FIA, la labor de Stefano Domenicali fue impecable: destruyó en tres años el coloso que habían armado en Maranello entre Todt-Brawn-Schumacher; destruyó en tres años la Pirámide FIA de campeonatos que había organizado Gerhard Berger desde 2012. Quizá con la secreta intención de destruir la Fórmula 1 toda, los capitostes de Liberty Media lo nombraron CEO de la FOM (Formula One Management, la creación de Bernie Ecclestone para gestionar los derechos de imagen de la máxima).