Podía ser una pesadilla y se transformó en una fiesta. Con ese peso en las espaldas jugó Argentina, pero no lo sintió. Derrotó 2 a 0 a Polonia con un muy buen fútbol y se clasificó a los octavos de final, instancia en la que enfrentará a Australia. Alexis Mac Allister y Julián Álvarez convirtieron los goles.

El equipo de Lionel Scaloni fue ampliamente superior a su rival todo el partido. Tardó unos 10 minutos en acomodarse y serenarse para jugar al fútbol, fiel a su estilo, con pelota al piso y combinación de pases. Se hizo bien ancho con los extremos y no dejó referencias en el área, sino que utilizó a sus volantes y delanteros como llegadores.

Más allá de ese clarísimo dominio, fueron pocas las veces que pudo filtrar un pase y conseguir un mano a mano. Mac Allister, que tiene una habilidad natural y sumamente útil para ponerse la cancha de frente, fue el que más pudo dar asistencias claras. En la mejor se la cedió a Álvarez, quien de zurda no pudo aprovechar.

Tras esa mencionada acción de Álvarez, él mismo tiró un centro al segundo palo para Lionel Messi que no llegó a cabecear por poco. En el intento por descolgar el centro, Wojciech Szczęsny rozó al 10 con su mano. Con ayuda del VAR, el árbitro cobró un penal bochornoso. 

El propio Messi se hizo cargo, pateó fuerte y cruzado pero respondió el arquero polaco, figura del primer tiempo. Todos los fantasmas habidos y por haber se apoderaron de los hinchas argentinos, pero no de los jugadores. El conjunto nacional no sufrió un bajón tras ese revés. Siguió con muchísima generación de juego y opciones de gol. 

En el segundo tiempo, antes de que el equipo pudiese sentir los nervios o la presión de la ineficacia, encontró la ventaja. Ángel Di María lo puso a correr a Nahuel Molina por derecha, quien tiró un gran centro bajo. Mac Allister llegó a la carrera, con gran decisión y pateó. Le dio mordido y hasta le pegó en la pierna de apoyo, pero lentamente la pelota se metió contra el palo derecho. El surgido en Argentinos Juniors volvió a hacer lo necesario para aferrarse a la titularidad.

El tanto obligó a salir al equipo europeo, que hizo un partido pésimo. No tuvo ninguna idea más que tirársela larga a Robert Lewandowski para que aguante de espaldas, incluso sin darle posibilidad de descarga. Al adelantarse sin ideas, cedió espacios y Argentina lo liquidó.

Tras una excelente jugada colectiva, Enzo Fernández se adelantó y rompió líneas con un pase delicioso. Álvarez cortó hacia adentro, alejó a su marca con el cuerpo y sacó un remate fuerte al segundo palo. Szczęsny la tocó pero no la pudo desviar.

Desde entonces, el equipo nacional descansó con la pelota ante un rival muy pasivo y, aún así, pudo hacer al menos dos goles más. Álvarez y Lautaro Martínez, que lo reemplazó sobre el final, fallaron situaciones mano a mano.

Argentina pasó la primera fase de un Mundial que había arrancado feo y desesperanzador. Todo se acomodó: primero un resultado, luego el fútbol, que recién apareció en su esplendor hoy. Finalmente, apareció el equipo de Scaloni que supo enamorar. En octavos de final tendrá un cruce accesible y deseable, más allá de que Arabia Saudita dejó absolutamente en claro que ningún partido tiene el resultado escrito antes de empezar a jugarse.