Con amigos así, quien necesita enemigos. Tal vez este sea el pensamiento de Daniel Filmus por estas horas. Está haciendo un esfuerzo titánico para escalar la montaña del balotaje y muchos de sus votantes no hacen otra cosa que tirarle piedras. Agotado por la pelea del domingo, nada con esfuerzo para llegar a la otra orilla sin ahogarse y le colocan salvavidas de plomo. Con todo el trabajo que tiene, Daniel Filmus tuvo que salir a explicar lo inexplicable y decir que Fito Páez es un artista que puede decir lo que quiera. Por supuesto que hay libertad para que cada uno diga lo que se le canta.

Celebramos esa libertad que permite también que cada uno pueda votar a quien se le canta. Un valiente defensor de los derechos humanos de cuando las balas picaban cerca como Marcelo Parrilli escribió en 140 caracteres: “Fito Páez y Aníbal Fernández ayudan a Filmus a hundirse. Voto calificado K”. La bronca por una paliza electoral no debería hacerlos enojar con la realidad. Es como pelearse con el espejo. Sentir asco por 830 mil personas como dijo Fito habla más de él que de esos votantes. Es humillar a 35.500 personas que viven Villa Lugano y se levantan todos los días para ir a laburar o para buscar laburo.

Las arcadas de Fito sobre los 42 mil seres humanos de Mataderos pueden convertirse en un vómito búmeran que se vuelva sobre el mismo. Ni que hablar de las nauseas y el estomago revuelto que debe provocar en Fito los 51 mil hombres y mujeres de Parque Patricios y la Boca que votaron a Macri. La sensibilidad del artista supo interpretar la doctrina Anibal Fernández y elevarla a la categoría de provocación. Los huecos y fachos de medio Buenos Aires no votan como hubieran votado el quilmeño y el rosarino. La solución la aportó también desde Página 12 la escritora Luisa Valenzuela.

Propuso mudar la Capital a Viedma si gana Macri en la segunda vuelta. ¿Qué le parece, señor oyente? Sería bueno preguntarle a Valenzuela a donde habría que mudar Santa Fe o Córdoba si no gana el kirchnerismo. Y que no se le ocurra decir a Río Gallegos porque ahí gobierna la Unión Cívica Radical. ¿Sentirá asco Fito Páez por los santacruceños que no votan a los Kirchner? Ya que estamos con escritores le cuento que el mejor análisis lo hizo Santiago Kovadloff. Sostuvo que este domingo “no hubo confrontación entre conservadores y progresistas. Fue entre la ley y la corrupción, entre el espíritu de convivencia y el afán de beligerancia en medio de un electorado harto de jactancias y verticalismo monárquico”.

Cada escritor con su librito. Por su ética lucida yo elijo a Kovadloff. Y entiendo que mudar la capital sería un poco engorroso, más que darle un medicamento que calme el empacho de votos que le produce asco al ciudadano Rodolfo Páez.
Con amigos asi, Filmus no necesita enemigos. En todos los reportajes dice lo correcto: que tienen que ser más amplios y plurales y convocar a un gobierno de coalición. También plantea con racionalidad que no se puede enojar con los votantes y que debe mirar autocríticamente lo que paso para corregir errores. Poner las culpas afuera siempre calma por un rato pero es como esconder la basura debajo de la alfombra.

Es muy difícil para Filmus superar su elección realizada a dedo por la presidenta que no lo dejó ni hablar y lo despachó a su casa con la lista de candidatos bajo el brazo. O las esquirlas del escándalo de corrupción de Schoklender que todavía siguen lastimando hoy porque los obreros reclaman que les paguen los sueldos y denuncian amenazas y encima se sabe que en el 2.009 y con la firma de Bonafini se reconocieron deudas por cargas sociales por 45 millones de pesos.

Otro sapo que tuvo que tragar Filmus es que María de la Cruz Rachid se haya convertido en legisladora después de una mutua denuncia de corrupción con Claudio Morgado en el INADI. Son demasiadas peleas todas juntas. Demasiadas malas noticias. Justo cuando Macri hizo callar a sus jóvenes que gritaban “Y ya lo ve, y ya lo vé, es para Cristina que lo mira por TV”, Filmus tuvo que digerir la marcha peronista cantada como un himno sectario que le prohibió subir al escenario a Anibal Ibarra y a Gabriela Cerruti. Es demasiado para una sola persona. Filmus es humano. Es un hombre honrado y de diálogo. No siente asco por los porteños. Hace todo lo que puede y saca fuerzas de debilidad. Pero lo siguen bombardeando con fuego amigo.