Cuando Emmanuel Macron arribó al Elíseo, en mayo de 2017, su promesa de limpiar la política y de moralizar la vida pública de Francia no necesitaba más custodio que su palabra. La palabra empeñada se ahora empañada por la salvajada de un custodio suyo, Alexandre Benalla. El principal, en realidad. En un video, Benalla aporrea en forma despiadada a dos personas durante el operativo que montó la policía por las protestas del 1 de mayo en París. Participaba como observador, con casco antidisturbios y un brazalete de policía, pero aprovechó para la ocasión para descargar su ira a diestra y siniestra.