Mensaje va, mensaje viene, una muchacha de Marruecos mantuvo durante cuatro meses un ardiente romance con un novio virtual de Turquía. Lo conoció a través de un chat. La propuesta de matrimonio y de mudanza no se demoró. Ella aceptó, entusiasmada. No sólo aceptó casarse, sino, también, convivir con la esposa de su inminente marido y los once hijos de ambos en una casa modesta y precaria de la terrosa Anatolia. Lejos está de ser un caso único: 200.000 mujeres comparten marido en Turquía a pesar de estar prohibido desde 1926, según la Universidad de Hacettepe.