La discusión política sigue girando alrededor de los jóvenes y la política. Ahora llegó la el debate sobre la edad de votación.

Aníbal Fernández presentó un proyecto para habilitar el voto a partir de los 16 años, y se sumó Carlos Kunkel. La reacción no se hizo esperar.

Un sector de la oposición, el peronismo disidente, salió a denunciar una maniobra de parte del oficialismo, que estaría vinculada a su afán de ser reformar la Constitución para habilitar una nueva reelección. Otro sector de la oposición, como los socialistas, apoya.

La discusión, centrada en cómo sería el impacto en las próximas elecciones es inevitable, porque es el cálculo natural de cualquier político a la hora de modificar una ley electoral: si lo perjudica o lo beneficia.

Y los antecedentes de los K no son los mejores: modificaron dos veces la constitución en Santa Cruz, han adelantado elecciones y apelado a las listas colectoras o las candidaturas testimoniales, cualquier alquimia electoral para sumar votos. Pero acá no se trata de manipular leyes electorales, sino de ampliar derechos para un sector de la población, y entonces creo que deberíamos salir por un momento de ese cálculo, aunque cueste.