Ya le conté que tuve el privilegio de coordinar una mesa redonda de dirigentes políticos en el Tercer Foro por la Calidad Educativa Argentina organizado por Proyecto Educar 2050. Participaron dos dirigentes de los partidos históricamente mayoritarios de la Argentina como el peronista gobernador reelecto de Salta, Juan Manuel Urtubey y el senador y presidente del radicalismo, Ernesto Sanz.
 
También dos legisladoras jóvenes de dos partidos jóvenes: la diputada Gabriela Michetti del PRO y la senadora María Eugenia Estensoro de la Coalición Cívica. Lo que se dice pluralismo. Y renovación generacional. De todas sus intervenciones argumentadas en forma sólida y documentada me permito hacer un resumen arbitrario como todo resumen.

Soy un convencido de que la educación es la madre de todas las batallas contra los peores flagelos argentinos. Es el instrumento más maravilloso que se conoce para combatir la indigencia, la marginalidad, la pobreza, la desocupación, la droga y el delito. No hay debate ni desafío más importante. Don José de San Martín decía que la educación era el ejército más poderoso para pelear por nuestra soberanía. Por eso estoy convencido que debe ser un tema de estado y no de partido.

Para convertirlo en una epopeya nacional de todos los argentinos sin distinción de ningún tipo. Solo los malnacidos pueden oponerse a que cada hermano que habita esta patria tenga la posibilidad de igualar sus oportunidades con los demás y educarse. Nuestro sueño colectivo debe ser el de iluminar tanta oscuridad. De convertirnos en predicadores de la civilización contra la barbarie.

No podemos permitir que con un presupuesto realmente importante de más del 6% del PBI tengamos los malos resultados que tenemos. El año pasado se gastaron la friolera de 90 mil millones de pesos en educación y todavía hay escuelas rancho en nuestro país. Le pido que escuche estos datos que dan vergüenza: según el riguroso informe PISA en el 2009 la evaluación de nuestros alumnos arrojaba que en lectura estábamos en el lugar 58, en matemáticas en el lugar 55 y en ciencias en el lugar 56 entre 65 países. ¿Escuchó bien? Tenemos 774 horas de clases. ¿Sabe cual es la media del continente? 893 horas. ¿Sabe cuantas horas de clase al año tienen los alumnos en Chile? 1.257. Repito: Argentina 774 horas y Chile 1.257. Salvo Perú y Panamá somos el país con peores resultados y eso que supimos estar en los primeros lugares y se un ejemplo para el mundo.

¿Qué me cuenta? Hay más: solo 38 de cada 100 chicos que comienzan completan los 12 años de escolaridad fijados por la ley de Educación Nacional. Es increíble la fuga de chicos del sistema público al sistema privado y no solamente en los sectores ricos de la sociedad. Entre los mas humildes también emigran a escuelas privadas, baratas como las parroquiales o vecinales, pero privadas al fin. ¿Que buscan que el estado no les puede dar? Mas días de clases, mejor enseñanza, mas disciplina sin perder la libertad creativa, premios que incentiven a los que quieren progresar y castigos para los que se tiran a chanta, no igualar para abajo, fortalecer a los docentes que se quieran capacitar mas y mejor, a un secundario que vincule al muchacho con el mercado laboral y productivo y una inclusión mucho mas temprana de nuestros hijos.

En este plano hubo coincidencia en destacar el plan que implementó Michelle Bachellet durante su presidencia. Se llamó “Chile crece contigo” y consistió en la creación de 4 mil jardines martenales en 4 años. Se sumaron desde chicos recién nacidos hasta cinco años. Porque en ese tiempo es donde se consolidan los mecanismos cognitivos y motrices. Nacen a la vida con una estimulación que los lleva a buscar el progreso a través de la cultura del esfuerzo y no de la dádiva. Todos hablaron de no emparchar el viejo sistema educativo. Cambió el mundo y la revolución tecnológica modificó la forma de asimilar conocimientos de los chicos. Por lo tanto se necesita una revolución educativa con los docentes como abanderados y los padres como escolta.

Y el aporte de la sociedad civil. Un rediseño absoluto del sistema. No alcanza solamente con inyectar recursos. La prueba esta en que ahora hay un buen presupuesto y los resultados no son equivalentes a semejante esfuerzo económico. Hay mucho por hacer. Construir el mismo amor por la libertad que por la ley. Que sean dos caras de la misma moneda. Todos los derechos a los mas necesitados y todas las obligaciones también. Para sembrar ciudadanía y recoger una mejor democracia. Por la deserción cero. Más todavía, por la ignorancia cero. Es por nuestros hijos que es una forma diferente de nombrar a la patria que viene.