Semanas antes de las elecciones estatales de Alabama, Beverly Young Nelson soltó entre sollozos: “Me agarró y me puso las manos en el pecho. Me tomó por el cuello. Pensé que iba a violarme, pero estaba determinada a que no tuviera sexo conmigo”. No era una confesión más en medio de la ola de denuncias de acoso sexual que comenzó en Hollywood y se expandió como una mancha de aceite en el planeta. Involucraba a Roy Moore, candidato republicano a senador federal. Era la quinta mujer que acusaba de ese tipo de atropello al ex fiscal asistente de distrito en el condado de Etowah, de unos 30 años cuando ellas eran adolescentes.