Hugo Moyano se convirtió en el opositor mas duro que tiene el gobierno de Cristina. La relación entre el jefe de la CGT y la presidenta se rompió para siempre. No hay reconciliación posible. No hay marcha atrás. Es que las acusaciones que hizo el camionero dejan al oficialismo desnudo en su verdadera ideología que tiene un lema: “El dinero compra todo”. Y ese dogma, además de ser repugnante para la condición humana, por suerte, no se verifica en todos los casos.
 
En este país anestesiado por el consumo fácil, todavía no todo se puede comprar con plata. Repito, todavía, hay gente que no se vende. Aún quedan reservas de argentinos que por honradez, por ética, por defender valores o solo por no dejarse humillar, son capaces de resistir cualquier embestida. Los que tienen desesperación por hacer fortunas, los que se pasaron una vida juntando dólares con voracidad hasta llegar a la friolera de 70 millones de patrimonio son mucho más débiles ante ese poderoso caballero que es Don Dinero.
 
Dice la sabiduría popular que quien mas tiene, mas quiere. Esa bulimia por enriquecerse los marca para toda la vida. Es que fueron capaces de convertirse en implacables usureros y de rematar viviendas de gente que no pudo pagar la cuota. La codicia es más fuerte que la ideología. Millonario mata a militante. Esa enfermedad por tener hoteles, departamentos en Puerto Madero, y más de 20 casas en Santa Cruz es muy difícil de curar. Otra vez el dicho popular: el ladrón cree que todos son de su misma condición. Es decir que con la plata se soluciona todo. Y hay gente que a lo mejor no es un ejemplo de transparencia absoluta, ni orina agua bendita pero que aprendió en el barrio la dignidad de no arrodillarse ante nadie. Moyano es de esa estirpe. Ojo, repito para que no queden dudas. No estoy diciendo que Moyano sea una carmelita descalza, ni que viva como un monje franciscano.

Lo que digo es que no le gusta que lo maltraten, ni que le mojen la oreja y que tiene coraje para plantarse ante la seducción de la chequera. Moyano y sus amigos fueron los que denunciaron la vergonzosa corrupción de la Banelco en la época de Fernando de la Rúa. ¿Se acuerda de esas coimas millonarias que cobraron senadores y funcionarios para aprobar una ley antiobrera?. Moyano se hubiera llenado los bolsillos callándose la boca y participando de esa asociación ilícita.

Sin embargo eligió la denuncia cuando la mayoría de los dirigentes sindicales, gordos, independientes y otras yerbas miraron para otro lado y entregaron a los trabajadores atados de pies y manos. Ayer hizo algo parecido. ¿Se imaginan las hectáreas en Calafate que se hubiera podido comprar Moyano solo con subordinarse a Cristina? Con la excusa de compartir el modelo productivo y de que somos todos compañeros peronistas, Moyano se podría haber retirado más rico de lo que es. Pero se nota que hay otras cosas que lo excitan más que el aroma de los billetes. Otra vez se plantó y denunció que este gobierno está comprando dirigentes con la plata del APE.

Es decir que está utilizando el dinero de todos los argentinos, sobre todo de los que sufren enfermedades mas graves para sobornar sindicalistas y que traicionen a Hugo Moyano. Esto no convierte a Moyano en un ángel ni a Cristina en un demonio. Digo que puesto ante la opción de irse a su casa a disfrutar los millones y mantener sus convicciones, Moyano eligió esto último. “Me podrán acusar de personalista, pero nunca de traicionar a los trabajadores”. Eso dijo. Y es verdad. Se lo puede acusar de haber armado un holding con empresas que mezclan la propiedad del gremio con su propia familia, de utilizar métodos patoteros en su lucha pero no se lo puede acusar de haber sido menemista ni propatronal.

Los camioneros en particular y los trabajadores en general, lo valoran cada vez que ven el recibo de sueldo. Una cosa no anula la otra. A la hora del análisis conviene no dejarse llevar por las broncas personales ni generalizar. Se vienen tiempos de fuerte ajuste que van a generar reclamos y corcoveos sindicales. Hugo Moyano seguirá siendo el jefe de la CGT el 12 de julio, aunque haya una fractura. Su liderazgo entre los asalariados es indiscutible y por eso la historia lo puso junto a Jose Ignacio Rucci y Saúl Ubaldini. Es el más duro de todos, el que mayor capacidad de daño tiene y el que puede movilizar multitudes. A nadie le conviene pararse adelante. Es un camión que no frena.