El derrumbe es una metáfora desgarradora de lo que los gobiernos y las sociedades debemos evitar. Porque las máximas responsabilidades siempre son de los que mandan pero los ciudadanos también tenemos nuestra cuota parte de obligaciones. La muerte bajo los escombros, por aplastamiento y asfixia es un alarido que pasa facturas al estado, a los empresarios, a los profesionales y a los sindicalistas. Es un monumento de basura a la burocracia, la falta de controles, las coimas, la codicia por el dinero en cataratas y todo tipo de enfermedades sociales que tenemos que erradicar lo antes posible. La justicia y las pericias darán su veredicto.

Todavía todo está demasiado en carne viva para atribuir culpas. Pero si se pueden fijar los derechos y las competencias de cada sector para que nadie mire para otro lado. Primero, como siempre, los gobernantes. Todos los gobernantes. En este caso la mirada hay que dirigirla sobre el jefe de gobierno de la ciudad Mauricio Macri. Allí hay que poner la mayor lupa de todas. Hacer un seguimiento minucioso de su comportamiento y de todas las estructuras del gobierno vinculadas a la habilitación y control de las construcciones. ¿Cumplió la ciudad con lo que le corresponde? La obra estaba habilitada pero eso no es suficiente. Fueron tres veces los inspectores para hacer el seguimiento de la obra pero nunca encontraron a nadie. ¿Es tan difícil ubicar y citar con urgencia a los dueños de las tres empresas que intervinieron en todo esto: la constructora, la comercializadora y la que hizo la demolición y la excavación. ¿Hubo negligencia o algún inspector hizo la vista gorda a cambio de algo? ¿Si el ingeniero Macri le apuntó al ingeniero a cargo de la obra, nadie se dio cuenta antes de la impericia del profesional? ¿Alcanzan los inspectores para el nivel de construcción que hay en la ciudad? Y otra pregunta para mas adelante: ¿ Hasta cuando se van a seguir construyendo edificios en la capital con el espacio verde que no existe, las cloacas que revientan y el agua que no da abasto para todos? ¿Cual es el modelo urbano? ¿No dejar una sola casa en pié ni siquiera en los barrios mas residenciales o mas antiguos? ¿No hay que cuidar el patrimonio histórico? ¿O todo es plata, plata y mas plata? Por eso hablé de la codicia, de la voracidad de alguna gente por el dinero.

No piensan en otra cosa muchas empresas que se ahorran medidas de seguridad para tener mayores ganancias. Muchas veces son cómplices los gremialistas burócratas que van a las obras a cobrar coimas a cambio de silencio o hacen una denuncia por cada obra para cubrirse y después si te he visto no me acuerdo. Ya lo dice la publicidad: si se puede evitar no es accidente. Puede ser un incidente grave o un siniestro. Lo siniestro muchas veces es la sumatoria de un estado ausente con empresas y gremialistas que solo piensan en sus bolsillos. Esa mezcla explosiva a veces estalla y se llama derrumbe. Y debajo de los escombros suelen quedar muchas mas víctimas que los muertos.