Todo tiene un límite. Y sobre todo cuando se trata de la educación de nuestros hijos. Un abogado diría que el principal bien a tutelar son los 3,2 millones de pibes que concurren a las escuelas públicas en las provincias de Buenos Aires. Los padres, el estado nacional y provincial y el gremio de los docentes bonaerenses, tienen la responsabilidad social de no permitir que se pierda un solo día más de clase. Con el paro de hoy llegamos a los once días sin clases en tres meses.

Y con la medida de fuerza de mañana que ya fue aprobada, llegarán a la docena de jornadas sin que se ofrezca el servicio básico de educación. ¿Escuchó bien? No hay antecedentes de un paro de 96 horas seguidas. ¿Se da cuenta del drama social, cultural y familiar del que le estoy hablando? En apenas tres meses, las familias que viven en la provincia de Buenos Aires se van a ver perjudicadas con 12 días menos que los de la Capital Federal o las de Córdoba, por ejemplo. Familias enteras a las que le cambia la vida del día a día y también en el mediano plazo. Porque tienen que modificar todos sus hábitos.
 
Llevar a los chicos a los de algún pariente o amigo. Es que los padres no pueden dejar de trabajar. Tienen que resolverlo de alguna manera. Ese es un daño cotidiano. Pero el desgarro mayor tiene que ver con todos los conocimientos que están perdiendo. Horas y horas de clase que nunca más van a recuperar. Y el daño que se le hace a la bendita escuela pública es letal. Buenos Aires es la provincia que más recursos invierte en educación en relación con su presupuesto. Sin embargo los resultados son sumamente preocupantes. Es la que sufrió el mayor retroceso en las pruebas de evaluación nacionales.
 
Es la que tiene la mayor tasa de deserción en el colegio secundario. Y es la que mas necesita la escuela como lugar de aprendizaje y como ámbito de contención y socialización. Hay por lo menos 700 mil jóvenes que no trabajan ni estudian en la provincia y eso es caldo de cultivo para los peores flagelos. Para la droga que quema la cabeza de los pibes, para el delito, para que bajen los brazos y pierdan el futuro. No quiero ser exagerado pero no hay mejor inversión de un gobierno que la educación. Es lo único que nos va a salvar. Si le parece cara la inversión en educación, pruebe cuento cuesta la ignorancia, dicen que dijo Albert Einstein. La educación es el mejor ejército para luchar por la soberanía, decía San Martín.

Algo mal estamos haciendo. Algo grave está pasando. Las dos partes tienen razón en sus reclamos. El gobierno de Scioli que dice que ya no tiene un peso más para aumentar y los docentes que dicen que los sueldos no les alcanzan. Pero tienen que llegar a un acuerdo. Tienen que extirpar la especulación política en todo esto. Es verdad que el porcentaje de aumento es poco. Pero también es verdad que es lo mismo que ofreció el gobierno nacional con el que simpatizan muchos sindicalistas y en ese caso, casi no protestaron. Alberto Sileoni cerró unilateralmente la paritaria y se terminó la discusión.
 
Pero como es Scioli el que está en la otra vereda y encima el gobierno de Cristina lo quiere esmerilar, todo se mezcla y eso no es justo para el pueblo de la provincia de Buenos Aires. La defensa de la escuela pública debe ser un acuerdo de estado donde participen todos los sectores. El estado nacional que no puede lavarse las manos. Las provincias, los gremios y los padres. Hay que buscar la manera de pagar los mejores salarios. Pero también hay que revisar la metodología del paro. Es un extremo al que no se puede apelar a cada rato. Doce días en tres meses es un despropósito.

Por eso todo el que puede ahorrar unos pesitos, manda a sus hijos a la educación privada. Incluso a muchas escuelas parroquiales, o de barrios que no son muy caras pero que tienen clases todos los días. ¿Es tan difícil entender eso? Es tan difícil entender que no se los puede condenar a la ignorancia. En los principales exámenes y concursos internacionales la calidad educativa argentina se cayó a pedazos.

Algo pasa. Algo estamos haciendo mal porque nunca hubo tanto presupuesto como ahora. ¿No debería la década ganada preguntarse que ganaron los alumnos en educación? ¿Qué errores cometieron para lograr tan malos resultados? Respeto el sacrificio de los maestros. Respeto el esfuerzo del gobierno bonaerense. Pero no hay mas espacio para parar. Los chicos tienen que volver a las aulas. Allí deben estar. Lejos de la pelea política, cerca de los pizarrones. Dejar de ser rehenes y volver a ser alumnos.