Un embrión de dinosaurio, fosilizado en el interior de su huevo y extraordinariamente bien conservado, ha permitido hacer un importante descubrimiento que refuerza la conexión entre estos animales y las primeras aves: los mecanismos de eclosión que presentan los pájaros ya se habían desarrollado en sus antepasados dinosaurios o, el menos, en una parte de ellos. Es la conclusión a la que ha llegado el equipo de investigadores que ha examinado el fósil, según el estudio publicado en la revista Science.

El embrión pertenece a un ejemplar de oviraptorosaurio, un clado de dinosaurios con plumas emparentados -si bien a un nivel algo lejano- con los antepasados de las primeras aves; y que presentaban algunas características de estas, como los picos sin dientes. El fósil, apodado Pequeño Yingliang, fue descubierto en el año 2000 en Ganzhou, en el sur de China. Se encontraba en un estrato perteneciente al Maastrichtiense, la última edad del Mesozoico, por lo que tiene entre 72 y 66 millones de años. A finales de esa edad, apenas un millón de años antes del impacto del meteorito que acabó con los dinosaurios, apareció el Asteriornis maastrichtensis, considerado la primera ave moderna.

El extraordinario estado de conservación de Pequeño Yingliang ha permitido constatar que se encontraba en una posición igual a los embriones de las aves modernas: con las patas dobladas a cada lado del cuerpo y la espalda curvada a lo largo de la zona roma de la cáscara del huevo. Esta postura facilita al polluelo -o en este caso, al bebé dinosaurio- romper el cascarón en el momento de la eclosión: los embriones que no se desarrollan en esta postura tienen más dificultades para romper la cáscara y, en consecuencia, más probabilidades de morir sin llegar a nacer.

Los fósiles de embriones de dinosaurios son muy raros y, aun cuando se encuentran, muchos están incompletos o tienen los huesos dislocados. Según los autores del estudio, Pequeño Yingliang “puede ayudar a resolver muchas preguntas acerca del crecimiento y la reproducción de los dinosaurios”: el comportamiento reproductivo es, de hecho, uno de los pocos campos de estudio sobre los dinosaurios de los que no se sabe prácticamente nada.

Hasta ahora no se había encontrado ningún embrión de dinosaurio en esta postura, por lo que se consideraba un mecanismo evolutivo desarrollado por las aves. El descubrimiento de Pequeño Yiangliang permite reconsiderar esta hipótesis e implica que esta evolución ya estaba presente en los dinosaurios, o al menos en algunos de ellos. No obstante, serían necesarios más ejemplares en un estado similar de conservación para confirmar esta nueva hipótesis y constatar si se trataba de algo general o limitado a ciertos grupos de dinosaurios.

El profesor Steve Brusatte de la Universidad de Edimburgo, miembro del equipo de investigación, ha dicho de Pequeño Yiangliang: “Este embrión de dinosaurio dentro de su huevo es uno de los fósiles más hermosos que he visto en mi vida. Este pequeño dinosaurio prenatal parece un pajarito acurrucado en su huevo, lo que es una prueba más de que muchos rasgos característicos de las aves actuales evolucionaron por primera vez en sus ancestros dinosaurios”.