El jueves, mediante un acuerdo convocado por zoom, al que no asistieron dos de los cinco ministros de la Corte Suprema, Horacio Rosatti fue ungido presidente del cuerpo, algo que ambicionaba desde que arribó al mismo.

Los ausentes fueron Ricardo Lorenzetti, que esperaba recuperar la presidencia que detentó mucho tiempo hasta que se la arrebató Carlos Rosenckrantz, y tampoco estuvo Elena Higthon de Nolasco, eterna aliada de Lorenzetti.

¿Porque no asistieron? porque pretendían bloquear la elección de Rosatti y jamás imaginaron que sería elegido de todas formas, porque, pese a que por el reglamento interno del Tribunal, 3 jueces es quorum suficiente para tomar decisiones, apostaban a que Rosatti no se votara a sí mismo.

La maniobra no salió bien, porque el ahora presidente del Tribunal, se cansó de las vueltas y se votó a sí mismo, apoyado por Juan Carlos Maqueda y el propio Rosenckrantz, quien se quedó con la vicepresidencia.

Su plan frustrado enloqueció de furia a Lorenzetti que ayer remitió un correo electrónico a sus colegas y luego lo hizo trascender a los medios, lo cual es anticipo de una pelea que puede ser tremenda. 

El magistrado escribió: "El ‘autovoto’ ha sido censurado por la opinión del Juez Petracchi en aquella decisión, y ello fue confirmado por lo sucedido con posterioridad, porque puso en duda tanto la existencia de una mayoría en la decisión derivada de votarse a sí mismo, sino también la legitimidad del acto. Fue una opinión que todos hemos valorado como éticamente correcta y conforme a derecho”.

Por otra parte, la carta dice que: "Lamentablemente repite uno de los vicios de algunos de los jueces de aquella composición del Tribunal, moral y jurídicamente descalificados, y que se habían superado hace más de una década. Se había logrado una confianza, transparencia y participación que este tipo de actos afecta gravemente".

Y concluye: "El pueblo de la Nación, a quienes nos debemos, espera de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, decisiones mesuradas, que brinden seguridad jurídica y seriedad a fin de proteger a los ciudadanos".

La Corte es un tribunal netamente político y las pujas de poder son habituales. Las quejas de Lorenzetti lejos de ser moralistas o buscar garantías para el "pueblo de la Nación", obedecen a la indignación porque su estrategia para evitar el nombramiento fracasó.

El problema es que el ministro indignado, concentra dos votos. El propio y el de Higthon, cualquier falla en el bloque que respalda a Rosatti, cualquier fisura, lo deja expuesto  maniobras de su rival.

La pelea Rosatti-Lorenzetti data del mismo día en que el ahora presidente piso el cuerpo. Llegó allí con la ambición de presidir la Corte, pero sistemáticamente, las maniobras de su rival lo impidieron. El ex ministro de Néstor Kirchner, le echó la culpa también a la falta de respaldo del gobierno de Mauricio Macri que lo designó.  

Ahora alcanzó su objetivo, no sin costo y con un futuro tormentoso por delante.