Después de haber negado enfáticamente que el Proyecto X de la Gendarmería fuera un plan de espionaje ilegal, la ministra de Seguridad, Nilda Garré, envió ayer un encendido mensaje a "la militancia" en el que culpó al periodismo y a los opositores por la difusión de las denuncias sobre las tareas de inteligencia oficiales contra dirigentes políticos y sindicales.

"Compañeros y compañeras de nuestra fuerza política y otros del espacio progresista nacional y popular: pueden estar tranquilos. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner jamás va a permitir que se violen los derechos de los ciudadanos a manifestarse", escribió en la red social Facebook.

Según su explicación, la polémica por la base de datos de inteligencia de la Gendarmería -revelada por el propio jefe de la fuerza, Héctor Schenone, en una causa judicial- "fue motivo de una incisiva acción de desinformación" que busca convencer a los argentinos "de que el Gobierno hacía espionaje político o al menos que incurría en negligencia a la hora de controlar" a los órganos estatales.

"Nos van a querer confundir, como en esta oportunidad, marcando el terreno desde las pantallas de TV y cierta prensa intencionada. En la oposición hubo voces que manifestaron preocupación legítima esta semana, otros que tejieron especulaciones inverosímiles sobre la base de certezas que resultaron inexactas", añadió en el escrito.

El sistema de archivo de datos de inteligencia denominado Proyecto X fue difundido en el contexto de una denuncia penal contra la Gendarmería, promovida por delegados de la empresa Kraft que fueron procesados por una protesta sindical de 2009, en la que tomaron la planta y cortaron la ruta Panamericana.

En un primer momento, Garré desestimó la denuncia. Luego prometió una exhaustiva investigación y ser "inflexible" si se encontraban pruebas de espionaje ilegal. Anteayer, una semana después del inicio de la discusión, la ministra comunicó en una conferencia de prensa que no había irregularidades en el Proyecto X y confirmó a los jefes de la fuerza.