Pese a que en algunos lugares los días cálidos ayudaron a que el agua se escurra, la gran cantidad de precipitaciones caídas en los últimos meses amenazan la producción del cultivo más importante que tiene el país.

Ayer, desde la provincia de Buenos Aires admitieron que la siembra de la oleaginosa está "paralizada", aunque confiaron en que el buen tiempo permita alcanzar niveles normales en la producción.

El ministro Gustavo Arrieta reconoció que las lluvias recurrentes "generan su impacto y obligan a permanentes cambios en los planes de siembra de granos gruesos", aunque consideró que "hay que manejarse con cautela a la hora de realizar proyecciones".

Tras recordar que "el maíz puede implantarse hasta diciembre y la soja inclusive ingresado el verano", el funcionario confió en que estos últimos días secos permitan el rápido escurrimiento de las aguas en los campos afectados.

Por otra parte, la cosecha de soja podría ser entre 3 y 6 millones de toneladas inferior a los 55 a 56 millones estimadas inicialmente, debido a las interrupciones en la siembra causadas por las lluvias. La estimación la realizó ayer la revista especializada en cereales y oleaginosas, Oil World.

"La situación es bastante alarmante en la Argentina, donde un estimado de 13 a 16 millones de hectáreas de tierra agrícola está o anegado o excesivamente húmedo en este momento", aseguró la publicación.

Las lluvias hacen que los agricultores tengan problemas en sembrar para la cosecha a inicios de 2013 y las plantaciones totales de soja podrían estar "fuertemente por debajo" de las intenciones originales, dijo Oil World.