En un final escandaloso, y a partir de un llamado de Jorge Baliño (encargado del VAR) al árbitro Pablo Echavarría, a San Lorenzo le impidieron ganarle el clásico a Boca por la fecha 12 de la Copa de la Liga. El partido estaba 1-1, por los goles que habían convertido Miguel Merentiel y Adam Bareiro en el segundo tiempo, cuando llegó el tiro libre de Augusto Batalla que cabeceó Federico Girotti. Esa jugada terminó con una definición lujosa de Nahuel Barrios que hubiera significado el 2 a 1.

El encuentro tuvo a Boca como dominador en el primer tiempo. Después de la derrota en la final de la Libertadores, la visita al Nuevo Gasómetro era una prueba importante para el equipo que ahora dirige Mariano Herrón. De todos modos, no se sacaron ventaja. Recién en el comienzo de la segunda parte se abrió el marcador, en otra jugada polémica, porque la jugada que culmina en el gol de Merentiel, hubo una falta clara de Pol Fernández sobre el Perrito Barrios. El árbitro dejó seguir, para no detener el juego, pero perjudicó claramente a San Lorenzo. 

A partir de ese momento, Boca se replegó y el conjunto local insistió con centros. Hasta que Bareiro conectó de cabeza un pase de Barrios y aprovechó un error del arquero visitante, Sergio Romero, para señalar el empate. 

Y cuando ya se moría el partido, se produjo la decisión vergonzosa de Baliño de anular una jugada que había terminado en el segundo gol de San Lorenzo. Echavarría aceptó lo que le dijeron desde el VAR, marcó un offside inexistente y definió que el partido se cerrara con empate, porque después, ni siquiera dejó que se jugaran todos los minutos que había anunciado luego de que se cumpliera el tiempo reglamentario.

Con el empate, los dos equipos quedaron complicados en la pelea por llegar a la Copa Libertadores 2024.